El apagón de 1992 les encendió el bombillo de las ideas a los de Caracol Radio para que crearan La Luciérnaga. Y sigue alumbrando.
Esa revista radial que acompaña la transición entre la tarde y la noche cumplió 25 años hace 15 días. Su formato ágil que incluye humor, información deportiva y de actualidad, poesía y música ha enriquecido el medio: puede decirse que dio origen a un género de programas radiales y, por lo tanto, demostró que en los medios, en los que parece que todo estuviera inventado, hay posibilidad de realizar nuevas propuestas.
La Luciérnaga ha tenido dos directores: Hernán Peláez Restrepo, fundador, quien la orientó hasta el 23 de diciembre de 2014, y Gustavo Gómez quien desde ese momento ha estado al frente del grupo de periodistas y comediantes. El primero fue declarado Director Emérito en la celebración del cuarto de siglo.
Peláez habla así de La Luciérnaga: “Rescató un horario vespertino y casi nocturno...”. Nació con la idea de “buscar un relajamiento en la persona y nada mejor que la música y el humor...”.
Por su parte, Gustavo Gómez cree que si “usted le pega la oreja a la radio a las 4 de la tarde, encontrará una manera grata de informarse con el humor como herramienta. Si los oyentes nos acompañaran durante el día, sabrían que esto es un circo con humoristas, trovadores, periodistas, libretistas, músicos, opinadores, cuentachistes, imitadores y seguramente un par de trapecistas. Alguna vez me pareció ver un tragasables”.
Édgar Artunduaga, Héctor Rincón, Gustavo Álvarez Gardeazábal, Pascual Gaviria, Gabriel de las Casas, Claudia Morales, Chemas Escandón, Guillermo Díaz Salamanca, Vargasvil, Alexandra Montoya, Óscar Monsalve “Risaloca”, Pedro González “Don Jediondo” y Ricardo Lozano “Alerta” son algunos de quienes han pasado por La Luciérnaga.
Para Risaloca, quien en el momento en que este programa abrió micrófonos por primera vez estaba estudiando en el colegio, porque —asegura— tenía 12 años, recuerda la perfecta imitación que Díaz Salamanca hacía de Alberto Piedrahíta Pacheco, apodado El Padrino, locutor de noticias y deportes, dueño de un vozarrón de trueno.
Y Gustavo, quien se convirtió en oyente “juicioso” cuando entró al equipo del noticiero matinal de Caracol y, por las tardes, preparaba el del día siguiente acompañado por Peláez y su grupo, aunque observa que es difícil decidirse por un personaje, dice: “Conservo especial cariño por la presencia radial de Juan Havey Caicedo. Un ícono, un señor y un talento irrepetible”.