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Incluyeron edificio diseñado por un colombiano en los 200 años de Illinois

Un edificio diseñado por la firma del arquitecto Juan Gabriel Moreno fue escogido entre los 200 mejores de ese Estado.

  • La megaestructura, diseñada por la firma de Juan Gabriel Moreno, rompe esquemas preconcebidos sobre entornos académicos. El edificio ya es un icono de la universidad. FOTO Cortesía JGMA
    La megaestructura, diseñada por la firma de Juan Gabriel Moreno, rompe esquemas preconcebidos sobre entornos académicos. El edificio ya es un icono de la universidad. FOTO Cortesía JGMA
14 de mayo de 2018
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Un edificio con dos aspectos, uno, amarillo, que observan los viajeros cuando van en una dirección, y el otro, azul, que ven a su regreso, le dio al arquitecto colombiano Juan Gabriel Moreno la distinción de tener una obra suya entre los “200 Grandes Lugares en Illinois”. Vive en Estados Unidos, allí ha pasado casi toda su vida. Y aunque ahora se oye como un gringo aprendiendo español, le enorgullecen sus raíces.

¿Qué lo seduce de la arquitectura?

“De joven tenía capacidad de dibujar, pero nunca la conecté con la arquitectura. En el colegio, me ponía a dibujar y pasaban las horas sin sentirlas. Alguien me mencionó un día la arquitectura. El primer día de clase entré al auditorio con otros 150 estudiantes. Al frente había un equipamiento de músicos. A los 15 minutos, el profesor apareció. Estaba sonando Pink Floyd. ‘¿Saben quiénes son?’ Nos preguntó. ‘Claro, Pink Floyd’. ‘¿Saben qué estudiaron ellos? Arquitectura’. Eso abrió mi mente. La arquitectura los inspiró. En la universidad tuve oportunidad de ir a Italia. Visité el Panteón. Ese espacio me produjo emoción. Esas experiencias me sedujeron y siguen haciéndolo”.

¿Cuál es la filosofía que respalda su labor?

“Me trasladé a Chicago, en 1999, a vincularme con una firma internacional. Viajaba al Medio Oriente a desarrollar proyectos en los que el costo no importaba. Sentía que eso no era real. Los fines de semana investigaba la comunidad latina en Chicago. Veía a jóvenes que no tenían a alguien que los impulsara. Hablé en la empresa para que le dedicáramos tiempo a esa población, a sus proyectos de construir escuelas, viviendas, clínicas, bibliotecas... Que los ayudáramos a crear un futuro positivo. La corporación no se interesó. Deseé hacerlo por mí cuenta. Trabajé en barrios pobres. Diseñé una escuela. Era la oportunidad de despertar a la comunidad para que se sintiera parte de la ciudad”.

Visitó Medellín. ¿Qué le gustó de la arquitectura?

“Voy a contar algo personal. No había visto a mi papá desde que se separó de mi mamá. Él es uno de los 12 hijos de una familia típica paisa. Tengo como 50 primos. Para verlo, llegué a Medellín en 2004. Quise conocer la ciudad. En un periódico americano había visto la Biblioteca España. ‘Quiero conocer ese edificio’. Me contestaron: ‘No. Ese barrio es peligroso. Nunca hemos ido’. ‘Entonces ¿cómo saben que es peligroso? El fotógrafo del periódico es gringo; el redactor, también. Nada les pasó’. Subimos en metrocable. Vi lágrimas en mis primos: se daban cuenta de que su ciudad había cambiado”.

¿Es duro hacer empresa en Estados Unidos?

No es fácil. Aunque hablo inglés sin acento latino, mi nombre me ubica en esa categoría. Aquí la idea que tienen de los latinos es que no son capaces de hacer grandes cosas. Con eso batallo todos los días. El reconocimiento que acabo de recibir, como líder de un equipo de arquitectos, me da la posibilidad de celebrar que soy colombiano y latino. Y a la gente de Estados Unidos, para que abra los ojos y cambie la idea sobre nosotros”.

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