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Cuando camina utiliza los brazos, los abdominales, los glúteos, las pantorrillas. Son decenas de músculos los que se activan para efectuar el movimiento. Sus contracciones, naturales durante la actividad, facilitan la entrada de glucosa (o “azúcar”) a las células del organismo, independientemente de la acción de la insulina, de ahí que sea un ejercicio que, por ser moderada, puede asociarse con la regulación de los niveles de azúcar en sangre.
“El músculo esquelético (músculos estriados unidos al esqueleto) representa alrededor del 50 % de la masa corporal, y este no solo utiliza la energía cuando caminamos, sino que es un importante almacén de glucosa”, explica Jaime Alberto Gallo Villegas, médico especialista en Medicina Aplicada a la Actividad Física y al Deporte, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia.
Una investigación, publicada en la revista Sports Medicine, comparó los efectos que tiene sobre los indicadores de salud del corazón, entre ellos los niveles de insulina y azúcar en sangre, el estar sentado, de pie o caminar.
Los hallazgos demuestran que caminar ligeramente, de dos a cinco minutos, tiene un impacto positivo. “Los niveles de azúcar que midieron, los midieron después de comer. Lo ideal, en general, es no quedarnos quietos mucho tiempo durante el día, hay que pararse y caminar”, complementa Jorge Palacio Uribe, médico del Deporte.
Las pausas activas son fundamentales. Con solo levantarse de la silla ya está generando gasto energético, y por ende, disminución en los niveles de azúcar. Los expertos recomiendan hacer movilidad articular al menos cada hora, así se garantiza que este gasto es constante durante el día.
Cada vez que come se da en su organismo una redistribución del flujo sanguíneo: la sangre pasa de los músculos y otras zonas al tracto gastrointestinal para facilitar la absorción de los alimentos.
El deportólogo Palacio recomienda evitar la actividad física, sobre todo de alta intensidad, después de comer. “Cuando hacemos una actividad fuerte después de comer, sale la sangre que estaba en el tracto digestivo y se va hacia los músculos, eso hace que haya una disminución en la absorción de nutrientes y puede desencadenarse náuseas o diarrea”.
Finalmente, el docente Gallo señala que además de los ejercicios de baja intensidad como caminar, es importante tener un programa de ejercicio estructurado por profesionales. “Esto será complementario al rompimiento de las actividades sedentarias en el transcurso del día”
No es necesario caminar 10.000 pasos a diario, como suele creerse, para reducir la probabilidad de sufrir enfermedades crónicas como diabetes, sobrepeso o hipertensión. Uno de los estudios más recientes en torno al tema, publicado en 2021 por la revista JAMA Network Open, demostró que superar los 7.000 pasos diarios es suficiente para reducir entre un 50 y un 70 % la tasa de mortalidad. Ahora bien, es cierto que entre más se acercaban los participantes a los 10.000 pasos, más subía el porcentaje, sin embargo, cuando se superaban los 10.000 no se evidenciaba un mayor beneficio. Lo más importante en definitiva, coinciden los expertos, es romper con el sedentarismo: el movimiento durante el día es preferible que estar quieto, pues disminuye el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, alteraciones de la glucemia y disminuye el riesgo de muerte.
Periodista convencida de la función social de su profesión, de la importancia del apoyo mutuo, la educación y el arte.