Meta, la empresa matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp, anunció que se encuentra en pleno desarrollo de una nueva generación de centros de datos diseñados para impulsar sus capacidades de inteligencia artificial (IA) a gran escala.
La compañía, que ha puesto en marcha una estrategia ambiciosa hacia lo que denomina “superinteligencia”, confirmó que su primer centro de datos con una potencia superior a un gigavatio (GW) se llamará Prometheus y estará operativo en Ohio en 2026.
El anuncio fue hecho por el propio CEO, Mark Zuckerberg, a través de una publicación en su cuenta de Threads, en la que también reveló que Meta ya trabaja en Hyperion, otro centro que escalará hasta los cinco GW en los próximos años, con una superficie comparable a una porción significativa de Manhattan. Estos complejos formarán parte de lo que Zuckerberg denomina titan clusters, infraestructuras concebidas para alojar volúmenes sin precedentes de cómputo, necesarios para entrenar modelos de IA cada vez más complejos.
En paralelo, la compañía lanzó recientemente su Superintelligence Labs, una división interna liderada por dos figuras clave del ecosistema tecnológico: Alexandr Wang, exCEO de Scale AI, y Nat Friedman, exCEO de GitHub. Esta nueva unidad busca consolidar el liderazgo de Meta en la carrera por el desarrollo de modelos avanzados de IA generativa, frente a competidores como OpenAI, Google DeepMind o Anthropic.
Según estimaciones de la firma especializada SemiAnalysis, Meta podría convertirse en el primer laboratorio en operar un superclúster de más de un gigavatio, con niveles de cómputo por investigador muy por encima del promedio actual en el sector. La empresa prevé invertir “cientos de miles de millones de dólares” en infraestructura durante los próximos años, una cifra que evidencia la escala sin precedentes del proyecto y la urgencia estratégica que reviste la inteligencia artificial para el futuro de Meta.
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El despliegue de estos centros de datos plantea además interrogantes ambientales y geopolíticos, en medio de una creciente presión sobre el consumo energético de la industria tecnológica.
Aunque Meta no ha detallado aún cómo garantizará la sostenibilidad de estas operaciones, el tamaño y la velocidad del despliegue sitúan a la empresa en el centro del debate global sobre el impacto climático de la computación masiva.