Hace un par de semanas el locutor Armando Plata, presidente de la Asociación Colombiana de Locutores, se enteró de algo que le cayó como un baldado de agua fría: un reconocido centro comercial de Bogotá utilizó su voz para la promoción de un proyecto inmobiliario sin su consentimiento. Lo hizo a través de un generador de voces basado en Inteligencia Artificial (IA) disponible en internet.
Eran videos de información comercial en los que de fondo se escuchaba la voz de Plata haciendo la narración, pero, según él mismo le contó a EL COLOMBIANO, nunca grabó esa producción. “Me llegó el link del video y en ese momento me di cuenta que estaban usando mi voz sin mi autorización”.
Esta situación tiene una razón: Armando fue uno de los primeros locutores que hace 15 años grabó para una empresa un proyecto llamado TTS (Text-to-Speech), que en español es ‘Escribir para oír’, y consistía en que en un ordenador se escribe una frase y este pone la voz, se puede alterar algunas cosas con acentos, pausas, etc.
El caso es que la IA está perfeccionando su voz después de tanto tiempo y grabada para este proyecto en específico y en la actualidad otra compañía la viene utilizando para otros fines sin el consentimiento del locutor que cuenta con una carrera de más de 50 años en radio y televisión.
“Fue un experimento que al principio era un sonido más robótico, pero cuando llegó la IA se perfeccionó a tal punto que hoy es muy difícil determinar si la lectura la hice o no”, dijo.
Inicialmente el experimento lo que hacía era concatenar los sonidos y hoy con la IA además de vincularlos, los vuelve mucho menos robóticos. Son sonidos casi perfectos. También manipula las intenciones, las pausas, los acentos.
El gran temor de Plata es que con la tecnología actual que hace voces artificiales se pueda comenzar a reemplazar no solamente su voz, sino la de cientos de locutores. “El problema es que con unos minutos que se alimente un sistema de IA, se puede replicar; el peligro es que de ahora en adelante, si no hay una regulación, cualquier locutor se puede emular, mejorar y reproducir”.
Ante este caso, Armando le solicitó a las empresas retirar su voz de los proyectos y la respuesta fue la siguiente: que utilizaron estas voces gratuitas que están en línea y que se identifican como Miguel. Finalmente, retiraron las grabaciones.
La situación de este locutor es un ejemplo de cómo la IA está perfeccionando las voces, al punto de confundir si fue real o no. “La voz es un patrimonio y si no se autoriza la utilización, nadie más puede hacerlo, pero los clientes dicen que esa no era mi voz, sino una tomada de internet. Necesitamos un diálogo con los desarrolladores y una legislación para controlar, porque así como pueden utilizar mi voz para algo comercial, se puede usar para cosas ilícitas con sus consecuencias”.
La situación que está atravesando Plata, agregó, lo afecta porque que la gente va a preferir usar estas voces artificiales gratuitas, a llamarlo a él para hacer el trabajo que sí tiene un valor monetario.