A diferencia de chatbots impulsados por inteligencia artificial, como ChatGPT o Gemini, que siguen reglas fijas para dar respuestas predefinidas, los agentes de IA son sistemas autónomos que pueden interactuar con su entorno, recopilar datos y actuar en función de un objetivo. “Un agente de IA detecta su entorno, analiza los datos para predecir los mejores resultados y formula la siguiente acción que debe emprender”, explican desde Amazon Web Services (AWS).
Este cambio no es solo técnico sino también cultural. “Este es el año de los agentes de IA, es la tercera generación. Su gran diferencia es que se enfocan en una actividad específica, un tema concreto”, comentó a EL COLOMBIANO Germán Borromei, gerente general de Oracle para Colombia y Ecuador. Mientras los chatbots responden, los agentes ya resuelven.
¿Qué es un agente de IA?
En esencia, un agente de IA es un asistente digital con capacidad para actuar. Es decir que, a diferencia de los programas tradicionales, no espera una orden puntual: entiende el objetivo y decide cómo cumplirlo. Puede buscar información, tomar decisiones intermedias, ejecutar tareas y adaptarse según las condiciones del entorno. Ya no solo contesta, sino que trabaja por sí solo.
AWS lo define como un sistema que “realiza tareas definidas de forma autónoma” para alcanzar una meta. Esto implica, por ejemplo, que un agente de atención al cliente no solo conteste preguntas frecuentes, sino que rastree pedidos, revise bases de datos internas y decida cuándo escalar un caso a un humano.
Esa capacidad de actuar con autonomía está permitiendo que los agentes de IA se integren a procesos internos, operativos o creativos en organizaciones de todo tipo. La promesa es liberar tiempo de tareas repetitivas, mejorar la toma de decisiones y aumentar la eficiencia.
La buena noticia es que Colombia no está llegando tarde a esta revolución. De hecho, muchas piezas clave ya están en marcha.
Según conoció este medio, en Bogotá opera una de las regiones de nube más avanzadas del continente, impulsada por Oracle con una inversión de más de 100 millones de dólares. Gracias a esta infraestructura —que reduce la latencia de 80 a apenas 4 milisegundos—, empresas colombianas pueden operar con agentes de IA sin depender de servidores en el extranjero ni comprometer la soberanía de los datos.
“Colombia tiene una posición estratégica y una demanda clara por soluciones que operen bajo normativas locales. Por eso invertimos en traer la nube al país”, explica Borromei. Empresas como Rappi, Carvajal, Movii y Millenium BPO ya están trabajando con estos sistemas.
En sectores como ventas, logística, finanzas y recursos humanos, los agentes IA ya se están usando para recomendar productos, automatizar contrataciones, optimizar rutas de entrega y detectar fraudes financieros. Todo esto con modelos diseñados para operar de forma segura, bajo control de cada organización.
La apuesta de Google
Otra de las grandes tecnológicas que impulsa esta transición es Google. Durante su evento Cloud Next ‘25, a principios de abril, la empresa presentó Gemini 2.5 Flash, un modelo diseñado específicamente para agentes virtuales que deben responder con rapidez y manejar grandes volúmenes de datos.
También anunció plataformas como Agentspace y Agent Assembler, que permiten a cualquier trabajador, incluso sin conocimientos técnicos, crear sus propios agentes para automatizar tareas diarias.
Entre los ejemplos más llamativos están los agentes que ayudan a generar ideas, redactar informes, analizar hojas de cálculo o resumir reuniones. La idea es integrar estos sistemas en el flujo de trabajo cotidiano, directamente desde herramientas como Chrome o Google Workspace.
“La oportunidad que presenta la IA no se parece a nada que hayamos presenciado antes”, dijo Thomas Kurian, CEO de Google Cloud, en un evento con medios de comunicación invitados. “Tiene el poder de mejorar vidas, aumentar la productividad y reimaginar los procesos a una escala antes inimaginable”.
IA aplicada para la ciencia
Pero el fenómeno no se limita a las grandes empresas. En Colombia también está naciendo una generación de agentes de IA aplicados a la ciencia. Un ejemplo destacado es Fastfold, una plataforma creada por los colombianos Esteban Maya y Julio César Castellanos, que desarrolla soluciones de inteligencia artificial para el diseño de proteínas.
Fastfold integra a Aura, un agente especializado en biología molecular que permite a científicos realizar análisis complejos, graficar resultados y generar hipótesis sin necesidad de programar. “Aura actúa como un ChatGPT con doctorado en biología”, dijo a EL COLOMBIANO su CEO, Julio Castellanos. Gracias a esta herramienta, procesos que antes tomaban semanas hoy pueden resolverse en minutos.
El objetivo es “democratizar el acceso” a herramientas avanzadas para que investigadores, estudiantes y laboratorios en América Latina puedan competir en igualdad de condiciones. “Nos dimos cuenta de que los biólogos y científicos en la región enfrentaban grandes limitaciones para acceder a tecnologías de vanguardia”, explica.
Lea también: La IA podría afectar al 40% de los puestos de trabajo en todo el mundo, advierte la ONU
Oportunidades y dilemas de esta tecnología
El auge de los agentes inteligentes abre nuevas posibilidades para casi todos los sectores, pero también plantea desafíos. AWS advierte que el uso de estos sistemas requiere manejar grandes volúmenes de datos, enfrentar problemas de privacidad y asegurar decisiones justas y transparentes. En contextos críticos, como salud o justicia, estos factores son especialmente sensibles.
Además, su implementación exige infraestructura, modelos entrenados y personal capacitado para monitorear el funcionamiento, pues no se trata solo de activar un botón.
Aun así, el cambio ya está en marcha. La diferencia más notable respecto a los chatbots es que ya no hablamos con máquinas, hablamos a través de ellas.