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Solo una confrontación honesta trae curación: Comité Noruego

  • Vicepresidenta del Comité Noruego del Nobel, Berit Reiss-Andersen. FOTO AFP
    Vicepresidenta del Comité Noruego del Nobel, Berit Reiss-Andersen. FOTO AFP
10 de diciembre de 2016
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Esperanza. Con esta palabra se puede resumir la intención del Comité Noruego al entregar el Nobel de Paz al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos.

La vicepresidenta del Comité, Berit Reiss-Andersen, leyó el discurso que envió la presidenta Kaci Kullmann Five, quien no estuvo presente en la ceremonia a la que asistieron más de mil personas, incluyendo a la familia real noruega.

Reiss-Andersen recordó que el premio se le entregó al presidente Santos “por sus esfuerzos resolutos y valientes para poner fin a la guerra civil del país de más de 50 años de duración”, pero aclaró que no es un galardón únicamente para el mandatario, sino que se debe entender como un tributo al pueblo colombiano.

“Un pueblo que a pesar de grandes penurias e innumerables abusos nunca ha perdido la esperanza de una paz justa”, dijo.

La representante del Comité Noruego agradeció a todas las personas que contribuyeron en que se concretara el proceso de paz con la guerrilla de las Farc, entre ellas los negociadores, facilitadores, diplomáticos, políticos incansables y “obviamente los líderes de ambos lados del conflicto”.

Un conflicto que, recordó, ha dejado más de 220.000 muertos desde que irrumpieron las primeras confrontaciones militares en mayo de 1964.

“Los costos humanos y materiales del conflicto son casi inconcebibles y son difíciles de calcular. Los números solamente nos pueden dar una idea vaga, aunque horrorosa de la envergadura de los sufrimientos y de cómo la guerra ha caracterizado la vida de varias generaciones de colombianos todos los días”, señaló Reiss-Andersen.

Es por eso que para el Comité Noruego del Nobel el acuerdo que firmaron el Gobierno y las Farc significa la esperanza de que “este conflicto cruel pronto va a pertenecer al pasado”.

En su discurso, la presidenta Kullmann Five confesó que después de los resultados del plebiscito del 2 de octubre, en el que los colombianos rechazaron el acuerdo de paz con las Farc por una estrecha diferencia, “muchos observadores opinaron que sería demasiado temprano darle el Premio Nobel de la Paz este año”.

“Recomendaron más bien al Comité del Nobel esperar un año para ver si el proceso de paz realmente logra crear la paz. Sin embargo, el Comité lo vio de manera diferente. En nuestra opinión no teníamos ningún tiempo para perder”, leyó la vicepresidenta Reiss-Andersen.

En ese momento, dijo, el proceso de paz se encontraba en un peligro inminente de fracasar y necesitaba todo el apoyo internacional que podía recibir.

“Además estábamos nosotros completamente convencidos de que usted, señor Presidente, siendo el líder más elevado de Colombia, tenía que ser el que haría avanzar el proceso de paz. El desarrollo en las semanas que han pasado desde el anuncio del premio de ninguna manera ha debilitado nuestra convicción en este punto”, dijo Reiss-Andersen.

Así pues, el mismo Comité Noruego confirmó la teoría de los analistas: el premio Nobel fue un espaldarazo, el último empujón, para solucionar el limbo jurídico y político en que quedó el acuerdo de paz después del plebiscito.

Finalmente, la presidenta quiso compartir unas palabras sobre el perdón.

“Damas y caballeros, es demasiado requerir el perdón de las atrocidades y padecimientos de la envergadura que hemos visto en Colombia. Nadie le puede pedir a una víctima que él o ella perdone a su perpetrador. Pero al dejar las memorias abiertas, al dejar que tanto las víctimas como los perpetradores cuenten sus historias, también se dan las bases para la reconciliación”, leyó la vicepresidenta Reiss-Andersen.

Y citando a otro ganador del premio Nobel de Paz, el obispo sudafricano Desmond Tutu, terminó el discurso de la mujer que decidió creer en la paz de los colombianos:

“Perdonar y ser reconciliado con nuestros enemigos o con nuestros seres queridos no trata de pretender que las cosas sean diferentes de lo que son... La verdadera reconciliación expone el horror, el abuso, el sufrimiento, la verdad... Es arriesgado emprenderlo, pero al final vale la pena, porque al final solamente una confrontación honesta con la realidad puede traer curación verdadera”.

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