No hay un ejemplo más tozudos que muestra cómo la tecnología está revolucionando la construcción. Aunque lejano, es una realidad. A principios de este año el diario ABC de España publicó una nota que se tituló “Construyen un edificio de cinco pisos con una impresora 3D”. ¿Dónde? La respuesta es casi lógica: en China.
Esta tecnología no es nueva y apareció hace tres años, aunque todavía no se extiende. En marzo de 2014 la compañía oriental WinSun prometió que iba a fabricar con estas impresoras diez casas en tan solo 24 horas, lo hicieron y meses después entregaron este edificio, que tiene 1.100 metros cuadrados.
Las impresoras utilizan desde suelo de construcción a residuos industriales como vidrio y alrededor de una base de secado rápido de cemento mezclada con un agente de endurecimiento especial. Miden cerca de siete metros de altura, diez de ancho y cuarenta de largo, una máquina escupe paredes.
La tecnología al servicio de la construcción. Se resolverían problemas de tiempo, materiales y rentabilidad, aunque queda entre las nubes la pregunta de la mano de obra. No todo es perfecto.
Según datos de ABC, “este proceso ahorra entre un 30 por ciento y un 60 por ciento de residuos de la construcción, y puede disminuir los tiempos de producción entre un 50 por ciento y un 70 por ciento, así como los costes laborales entre 50 por ciento y 80 por ciento. En total, el espacio cuesta alrededor de 161.000 dólares”.
El presente ha mostrado que la tecnología no se queda corta. Los chinos esperan, en no mucho tiempo, construir rascacielos, puentes.
La industria nacional
Hace poco, a través de la estimulación con luz visible, investigadores de materiales de la Universidad Nacional Sede Medellín, desarrollaron un cemento recubierto con nanopartículas, que reacciona con cualquier fuente de luz y queda libre de suciedad y bacterias. Producto que se espera pueda llegar a lugares donde el nivel de asepsia debe ser máximo: hospitales e industrias de alimentos.
El ingeniero químico Juan David Cohen Rodríguez, de la Maestría en Ingeniería-Materiales y Procesos de la Sede Medellín, aclaró que este material resultó de “la aplicación de nanopartículas que oxidan cualquier agente orgánico que se adhiera al cemento. Durante las primeras fases en condiciones de laboratorio, el equipo de trabajo ha registrado hasta un 80 % de autolimpieza de las muestras, en un periodo de apenas 48 horas”.
El avance, según el investigador, constituye un paso trascendental en el desarrollo de cementos autolimpiantes en el mundo, pues si bien desde los años 90 se cuenta con esa propiedad, su estimulación siempre ha requerido el uso de luz ultravioleta, que es invisible al ojo humano.
El profesor Jorge Iván Tobón, director del Grupo de Investigación del Cemento y Materiales de Construcción, resaltó que este trabajo de maestría se presentó hace poco en San Francisco (Estados Unidos), en el marco del Congreso Internacional de Materiales, donde fue destacado y bien recibido por la comuna académica. “A nivel industrial ya hemos contado un poco lo que hacemos. La gente está muy entusiasmada y espera ver los resultados finales para aplicar ese potencial”.
Otros casos
Pero este no es el primer caso, existe, por ejemplo, un panel de aluminio lacado con una capa de óxido de titanio, que puede eliminar la contaminación ambiental en su interacción con el aire. Es un revestimiento para fachada autolimpiante y limpiador del ambiente. Este puede eliminar del aire partículas de óxido de nitrógeno y óxido de azufre, manteniendo la fachada completamente limpia.
Pero no solo se trata de limpieza, también se trata de aminorar, momentáneamente, los efecto del cambio climático. Así, La empresa alemana NBK creó unas fachadas ventiladas que aumentan la eficiencia del aislamiento térmico de las paredes. Sistema totalmente seco con el que se reduce el tiempo de trabajo y la mano de obra para revestir cada fachada.
El arquitecto Martín Alonso Pérez presidente de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros (SAI), resalta que este tipo de avances son muy oportunos. Sobre el concreto que queda libre de suciedad y bacterias dijo que “en la dinámica actual de la industria de la construcción en infraestructura, vivienda y equipamientos, el concreto expuesto es clave”.
Elizabeth Flores, jefe del departamento de Ingeniería de Materiales de la Universidad de Medellín, explica que un material inteligente es “algo que usted estimula, entonces cambia y luego vuelve a su estado natural. Lo que se hace es modificar la estructura química de ese material, que tiene memoria y por eso vuelve a su primer estado. Por ejemplo hay aleaciones con memoria de forma, eso es para materiales de construcción para edificios antisísmicos, ese material puede de sufrir una presión muy alta y volver a su forma”.
Uno de los primeros objetivos de estos materiales es ser amigables con el medio ambiente y más baratos.
“En Medellín se está haciendo trabajo con materiales modificados -dice Flores-, por ejemplo, el asfalto de lo van a mezclar con llanta quemada, eso da un material carbonoso que aumenta la resistencia. Los materiales inteligentes se demoran, pero ya ha empezado un cambio”.