Absurdo que una vida dedicada al deporte y la educación de los niños termine acribillada por sicarios a sueldo. En la memoria del buen fútbol aparece la figura de Jair Abonía, quien a finales de los 80 y la década de los 90 deleitó al público como jugador de Millonarios, Cúcuta Deportivo, Once Caldas y Trujillanos, de Venezuela, cuya afición, impresionada por sus piques y desbordes, lo ovacionó y elevó a la categoría de ídolo. La tarde del miércoles, dos asesinos en una moto dispararon contra Abonía, cuando orientaba a un grupo de niños en una cancha de Jamundí, Valle.
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4