Preocupa enormemente la crítica situación humanitaria por la que atraviesa el municipio de Necoclí, originada en la presencia de cerca de 10 mil migrantes que pretenden continuar su tránsito hacia América Central y los Estados Unidos. Para poner en perspectiva la magnitud de la situación por la que atraviesa el municipio, basta con señalar que ese número de migrantes en tránsito equivale a que de un día para otro el municipio tenga casi un 23 por ciento más de habitantes, que demandan alimentos, posada, salud, agua potable y otros servicios básicos. De esa magnitud es aquello por lo que atraviesan la administración municipal y también la población local.
Hace algunos años, los análisis de la Cepal mostraban que en América Latina y el Caribe se había registrado una reducción de la emigración a países de fuera de la región y se presentaba más bien un incremento de los flujos intrarregionales, lo cual se evidencia, por ejemplo, con la migración venezolana.
Es conocido, además, que la migración trae aspectos positivos, como las cualificaciones laborales y los conocimientos especializados de las personas que migran, tal como lo señala el Migration Policy Institute (MPI). El caso de los migrantes frenados en Necoclí, sin embargo, es diferente. No se trata de población que busca entrar a Colombia, sino que está en tránsito. Esto constituye una dramática situación para dicho municipio, pues por, obvias razones, no tiene los medios para enfrentarla. Además, hablamos de un grupo considerable de personas que no se van a dispersar por el país, sino que, por el contrario, van a permanecer concentradas ahí, sin control del tiempo de permanencia en el territorio.
Se requiere que el Gobierno central, comenzando por su entidad Migración Colombia, asuma las competencias que le corresponden y preste todos los medios que necesita Necoclí. Precisamente, esta entidad tiene por objetivo ejercer, dentro del marco de la soberanía nacional, las funciones de autoridad de vigilancia y control migratorio y de extranjería del Estado colombiano. Esta situación muestra las falencias que tiene el país en materia de descentralización, pues en el fondo se trata de eso: una entidad de orden nacional que traslada sus funciones a un municipio que no tiene los medios para asumirlas. Este es el trasfondo del asunto. La descentralización de hecho que Migración Colombia le aplica en este caso al departamento de Antioquia y al municipio de Necoclí no es una buena práctica, y menos en medio de la pandemia y de los grandes riesgos de salud pública que surgen en eventos de esta naturaleza.
Mientras tanto, el tiempo apremia, urge una intervención humanitaria en Necoclí por parte de la Nación a través del Departamento de Prosperidad Social (DPS), de tal forma que se atiendan las necesidades básicas de esta población y, al mismo, se busque a través de Migración Colombia una solución para que estos migrantes de paso puedan salir cuanto antes del país.
Esta situación no da espera; más aun: la recurrencia de hechos de esta naturaleza, en los que Colombia y los municipios cercanos a la frontera han sido tomados como sede de negocios por las mafias de migración ilegal, es otro de los problemas críticos que obligan a una actuación rápida y eficaz de todas las ramas del poder público