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Ahora, la Universidad Nacional se vuelve noticia porque los indígenas decidieron tomarse su sede. Ojalá no se siga volviendo una costumbre.
La Universidad Nacional, además de ser la principal universidad pública de Colombia, se ha convertido en los últimos días en una suerte de campo de acuartelamiento donde miles de indígenas que vienen del Cauca, tras recorrer cerca de 600 kilómetros, descansan mientras llega el día de la marcha a la que Gustavo Petro los ha convocado.
Se trata de la tradicional manifestación del Día del Trabajo, que se llevará a cabo hoy y que, como ocurrió hace un año, el presidente Petro utilizará como plataforma para dar su batalla política porque el mandatario ha entendido que si no se encarga de garantizar una buena asistencia, su convocatoria a las calles puede resultar peligrosamente lánguida para sus intereses. Petro necesita tener la Plaza de Bolívar llena para provocar impacto a la hora de radicar en el Congreso las 12 preguntas de la consulta popular.
No deja de ser paradójico que los indígenas hayan recorrido todo ese camino para marchar por una reforma laboral que no les sirve, porque el 88% de ellos no tiene trabajo formal. Por el contrario, según el estudio que hizo el Banco de la República, podrían perderse 500.000 trabajos formales con lo cual quienes aspiraban a conseguir empleo la tendrán más difícil. Claro que, tal vez, los nativos no vienen desde el Cauca propiamente a buscar trabajo.
Las comunidades indígenas han sido llevadas de Cauca a Bogotá, en buses y chivas, coordinados por la Organización Indígena de Colombia (Onic) y el Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric). Organizaciones que curiosamente se han visto beneficiadas con multimillonarios contratos otorgados por el gobierno de Gustavo Petro. Se estima que son casi 100 contratos en estos dos años y medio con recursos que superan los 400.000 millones de pesos.
¿Para qué están utilizando estos millonarios recursos la Onic y el Cric? ¿Cómo están beneficiando a los integrantes de sus comunidades que tienen tantas carencias sociales? ¿Por qué traen a miles de indígenas, mujeres y niños a apoyar una reforma laboral de la cual ellos no se van a beneficiar? ¿Quién controla el adecuado manejo de esos recursos? ¿Los jefes indígenas están instrumentalizando a sus comunidades?
Miles de estudiantes de la Universidad Nacional que iban a tomar sus clases no lo pudieron hacer porque se han encontrado con la sorpresa de que su alma máter está ocupada por miles de personas, que como lo dijo un profesor de la Nacional a Blu Radio, lucen amenazantes con sus bastones de mando y machetes demostrando poder. Y todo, bajo la mirada complaciente de las directivas, encabezadas por el rector Leopoldo Múnera, quien fue impulsado por Petro para que llegara a ese cargo.
En vista de la polémica que se ha armado, han intentado hacer control de daños y hay quienes han comenzado a mostrar en las redes sociales como los indígenas Nasa entran a las clases de derecho a enseñarles de sus códigos y como niños indígenas juegan con otros niños. Eso está bien. Y si se tratara de un genuino intercambio cultural sería de aplaudir.
Pero lo que no está bien es que mientras toman fotos y crean historias para calmar los ánimos en X y en Instagram, grupos de estos indígenas están provocando caos en la ciudad, bloquean vías estratégicas como la calle 26 y se toman entidades como Planeación Nacional, instalaciones en la que mantuvieron retenidos a un centenar de funcionarios. Como si todo se tratara de un ejercicio planificado.
¿Con qué derecho se utiliza un espacio creado para la formación de los jóvenes del país como retaguardia de la guerra del petrismo por el poder? ¿Por qué las autoridades permiten que los indígenas se tomen estos espacios que se necesitan para la formación?
Aunque al parecer se había autorizado el ingreso de entre 2.000 y 4.000 personas, se prevé la llegada de cerca de 15.000 indígenas. La concha acústica del campus se quedó pequeña para la instalación de carpas, razón por la cual otros edificios fueron ocupados, como los de Ingeniería, Ciencia y Tecnología, Matemáticas, entre otros, donde los integrantes de la minga indígena imponen su ley y dicen quién puede entrar o salir.
Cabe recordar que el Parque Nacional de Bogotá fue tomado durante meses por comunidades indígenas y que quedó en un estado deplorable.
Hay que recordar que Múnera fue elegido después de una gran polémica porque inicialmente el Consejo Superior de la Universidad había nombrado a Ismael Peña como rector. Pero ante las protestas del presidente Petro y de algunas maromas, en una reunión extraordinaria el Consejo Superior Universitario eligió como nuevo rector al profesor Leopoldo Múnera, quien no dudó en expresar rápidamente su respaldo al gobierno al anunciar una asamblea constituyente universitaria y la movilización de estudiantes para dicho fin.
Este episodio dejó un sinsabor en torno a si el gobierno estaba interfiriendo con la autonomía universitaria y las decisiones en una institución que debe ser ejemplo de excelencia académica. Ahora, se vuelve noticia porque los indígenas decidieron tomarse su sede. Ojalá no se siga volviendo una costumbre.