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Las decisiones sobre asuntos de Estado, en la medida en la que afectan a más de 50 millones de personas, no deben tomarse a la ligera ni a las 3:41 de la madrugada, y menos anunciarlas de manera irresponsable por la red social X.
Nunca antes en la historia de Colombia habíamos tenido una crisis con Estados Unidos como la que provocó el presidente Gustavo Petro al publicar un mensaje improvisado en su cuenta de X a las 3:41 de la madrugada de este domingo.
El trino es el verdadero origen del problema. Y es improvisado porque exactamente 34 minutos antes, el presidente Petro había dicho algo completamente distinto. A las 3:07 de la madrugada escribió que venían dos aviones con colombianos deportados desde Estados Unidos e invitó a recibirlos con “banderas y flores”. Pero a las 3:41 borró ese mensaje y cambió de idea: “Desautorizo la entrada de aviones norteamericanos con migrantes colombianos a nuestro territorio”, escribió, y arguyó que los migrantes no podían ser tratados como delincuentes.
Esa suerte de pataleta se convirtió en el epicentro de un terremoto de 10 grados en la escala de la diplomacia. Su primer destrozo fue el anuncio de Estados Unidos de que cerraba la sección de visas de la Embajada en Bogotá, con lo cual los colombianos que tenían cita para sacarla por primera vez o para renovarla se verían afectados. Pasadas la 1 de la tarde se conocieron otros daños, el propio presidente Donald Trump anunció que quedaba prohibida la entrada a Estados Unidos para los funcionarios del gobierno de Petro y para todos sus aliados, y además les revocó la visa.
Pero el daño más preocupante, o al menos el que parecía tener efectos más devastadores, fue el anuncio de la imposición de un arancel de emergencia del 25% a todos los productos que lleguen de Colombia a Estados Unidos, que subiría a 50% en una semana. Las alarmas se prendieron en la industria de las flores, que está adportas de San Valentín; también en la del café, que estaba ayudando al crecimiento económico con los mejores precios de la historia, por hablar solo de dos de los muchos sectores que comenzaron a sufrir por el trino de las 3 de la mañana de Gustavo Petro.
La respuesta del presidente Donald Trump, hay que decirlo, también fue desproporcionada. Es evidente que Trump quiere dar un mensaje de fuerza a los países de la región, pero los efectos en este caso particular terminaban afectando más a todo un país que al desfachatado mandatario.
Llama la atención que Petro haya esperado hasta ahora para poner pereque al envío de migrantes ilegales por parte de Estados Unidos en calidad de deportados. En 2024, según las cifras de Migración Colombia, Estados Unidos deportó a 14.110 colombianos, casi 40 cada día, y llegaban de la misma manera: esposados de pies y manos. ¿Por qué a Petro solo le dio este extraño ataque de supuesta dignidad en la madrugada de este domingo?
Resultan de extrema gravedad las circunstancias de modo, tiempo y lugar en las que se produjo el mensaje del presidente Gustavo Petro: las decisiones sobre asuntos de Estado, en la medida en la que afectan a más de 50 millones de personas, no deben tomarse a la ligera ni a las 3:41 de la madrugada, y menos anunciarlas de manera irresponsable por la red social X. Por no detenernos a hablar de las condiciones en las que se podría encontrar el mandatario a tales horas. ¿Se despertó a esa hora o venía de una jornada larga de la noche del sábado?
Esto además es una demostración de la profunda soledad en la que se encuentra el presidente Petro. Si bien al comienzo de su gobierno intentó armar equipo, hoy en la Casa de Nariño hay pocos, por no decir ningún asesor, para asuntos como este. Al final de cuentas, por su carácter de llanero solitario, él ha decidido hacer lo que le parece sin importar el análisis de cifras o de impacto. Asesores que sí aparecieron al final de la tarde y, según el desenlace del episodio, lo hicieron entrar en razón.
En una de las respuestas de Petro a las sanciones de Washington, dijo que él también le iba a poner aranceles de 50% a los importados de Estados Unidos. La diferencia es que mientras el 29% de las exportaciones de Colombia van a Estados Unidos, nosotros solo importamos el 0,89% de lo que ese país vende al mundo.
Las exportaciones de Colombia a Estados Unidos, con corte a noviembre de 2024, fueron de US$13.100 millones. Es decir, son más importantes para Colombia que las remesas de US$10.750 millones, en ese mismo corte, e incluso que la inversión extranjera, que no alcanza a ninguna de esas dos cifras. Es decir, de concretarse esa sanción, estaríamos hablando de un golpe devastador para la principal fuente del crecimiento económico de Colombia, el peso se podría depreciar de manera drástica, lo cual podría disparar la inflación y así –ojalá no sea ese el escenario– podríamos ser testigos de otro doloroso chú-chú-chú.
El presidente Petro, sobre las 4:15 de la tarde, volvió a responder con un largo mensaje en el que utiliza la primera persona, como si fuera el único afectado por las medidas de Trump, y con un desorden conceptual: en algún punto le dice a Trump “me matarás”, más adelante le dice “Túmbame” y más allá “no nos dominarás nunca”. Y, después de haberle dicho que lo va a matar o le pide que lo tumbe, le pide que lo invite a un trago. “Quizás algún día, junto a un trago de whisky que acepto, a pesar de mi gastritis, podamos hablar francamente de esto”. Francamente incoherente.
Colombia se metió en un tremendo problema. Menos mal en la noche llegó la calma. La Casa Blanca publicó un comunicado en el que dice que Gustavo Petro aceptó los términos impuestos por Donald Trump para la deportación de colombianos. A lo largo y ancho del país se sintió el alivio. Falta ver que Petro sí cumpla y que el gobierno Trump no se extralimite en el trato a los connacionales.