La revisión de los primeros cien días de gobierno de los alcaldes y los gobernadores, por razones obvias no puede tener el valor de balance, pues es un período corto para poder formarse un juicio bien sustentado. Pero se ha consolidado como el período simbólico en el que se puede valorar los estilos de liderazgo en el ejercicio del poder y la dirección a la que apuntan los equipos de gobierno.
En el caso de la Gobernación de Antioquia las urnas dieron el triunfo a un proyecto distinto, incluso rupturista, al representado por la “Antioquia la más educada” de Sergio Fajardo. Para la Alcaldía de Medellín, los electores eligieron el plan de liderazgo joven de Federico Gutiérrez, no opuesto al de Aníbal Gaviria, aunque tampoco idéntico.
Ambos gobernantes, Luis Pérez y Federico Gutiérrez, cada uno a su estilo, han expresado críticas y reservas frente al legado que encontraron. Y la forma de asumir las diferencias ha sido distinta. El gobernador ha dado a entender que hay proyectos que definitivamente no continuarán, o que les dará otro enfoque, y el alcalde de Medellín ha dicho que se terminará lo que ya esté contratado y en ejecución, pero que revisarán los demás. En Medellín, particularmente, la administración entrante parece dolerse de que lo que encontró no era lo que esperaba. Que lo que le mostraron el año pasado tenía números y realidades muy diferentes.
En Antioquia, el Túnel del Toyo no le gusta a la administración departamental, como tampoco los Parques Educativos. El primero está en veremos y los segundos aguardan bajo incertidumbre qué pasará con ellos, subvalorados como “elefantes blancos” más que como oportunidades de conectarse con el mundo.
El alcalde de Medellín ha mostrado valor al asumir el desafío de la inseguridad y de la actuación de las bandas y combos, al declarar que no habrá zonas de confort para los delincuentes. Hasta ahora, ha contado con el compromiso del comandante de la Policía Metropolitana. Quiere también recuperar el Centro, una vieja promesa de alcaldes que se topan con una realidad donde no es el Estado el que tiene el control.
El Plan de Desarrollo de la ciudad, como ha conceptuado Medellín Como Vamos, deberá ser objeto de profunda revisión para fundamentar mejor los diagnósticos y acertar en sus grandes objetivos, con indicadores más precisos.
El gobernador Luis Pérez conformó su gabinete con políticos curtidos en la administración pública, pero ha sido un equipo de gobierno con muy bajo perfil. No sobresale ninguna figura que haya asumido un liderazgo comunicativo para trasladar el mensaje de “Pensando en Grande” que haga saber a los antioqueños cuáles serán los grandes propósitos de este mandato. Es posible que el gobernador no quiera a nadie que le haga sombra, pero él mismo tampoco ha sabido comunicar bien sus planes.
Hay programas cuyo “Excel” aún está por definir, como la Universidad Virtual, o el sostenimiento de Savia Salud. También hay interrogantes sobre el ya mencionado Túnel del Toyo, o sobre cuáles son los verdaderos propósitos del gobernador con el Metro de Medellín.
En el Gallup Poll 111 de febrero pasado el alcalde de Medellín registraba una opinión positiva del 78 %, y el gobernador de Antioquia del 65 %. Buenos indicadores, así sean habituales al inicio de gestión, pero que reflejan también confianza de la ciudadanía en no ver defraudadas sus esperanzas de tener buenos gobiernos.