Se conoció ayer un comunicado en el que la banda terrorista ETA (acrónimo en vascuence de Patria Vasca y Libertad), por primera vez de forma directa manifiesta algún tipo de sentimiento frente a una parte de las víctimas causadas por sus acciones, que para los miembros de la banda no son actos terroristas sino “daños” enmarcados en el desarrollo de un supuesto “conflicto” del Estado español en contra del País Vasco.
En el comunicado ETA se autodefine como “organización socialista revolucionaria vasca de liberación nacional”. Su “lucha revolucionaria” consistió en querer imponer a la fuerza la independencia del País Vasco para separarse de España, inspirados en una ideología de nacionalismo radical con elementos que incluían la “pureza étnica”. ETA nació durante la dictadura franquista, régimen autoritario que, en efecto, coartó muchas de las libertades públicas en esa región del norte de España, comenzando por la prohibición del uso de la lengua vasca –el euskera– una de las más antiguas de Europa.
No obstante, recuperada la democracia española a partir de 1976, ETA continuó su actividad terrorista, enfocada en sus primeros años en el asesinato de policías, guardias civiles y personal militar. Después extendieron su acción a otras zonas de España y llegaron, incluso, a estallar un carrobomba en un centro comercial en Barcelona, en el que asesinaron a 21 civiles e hirieron a 45.
En total, ETA asesinó a 858 personas hasta 2011, cuando anunció el cese de sus acciones. Cometió casi 2.500 actos terroristas, y dejó cientos de personas heridas con secuelas permanentes. Sin embargo, en su comunicado de ayer deja en claro dos cosas: su mensaje se dirige ante todo a los vascos –“nuestro pueblo”– y piden perdón por las víctimas “que no tenían participación directa en el conflicto”. De las otras víctimas, a las que endilga cierta forma de responsabilidad, dice que “siente de veras” los daños que les causaron.
Ayer en España las asociaciones de víctimas –muy influyentes y con capacidad de movilización de opinión pública– y sectores afines al gobierno del Partido Popular, recibieron de forma crítica el comunicado etarra. Los partidos de izquierda lo consideraron un avance, y los sectores del nacionalismo vasco lo aplaudieron. Hay que recordar que ETA ha mantenido nexos con partidos políticos vascos y algunos de ellos, como dirigentes del actual Bildu, son simpatizantes de la banda.
Hay que destacar algunos aspectos del comunicado. Por ejemplo, cuando dicen que ha habido un sufrimiento desmedido, frente al cual “ETA reconoce la responsabilidad directa que ha adquirido en ese dolor” y agrega que “nada de todo ello debió producirse jamás o que no debió prolongarse tanto en el tiempo”. Luego manifiestan que “somos conscientes de que en este largo periodo de lucha armada hemos provocado mucho dolor, incluidos muchos daños que no tienen solución. Queremos mostrar respeto a los muertos, los heridos y las víctimas que (hemos) causado”.
Todo parece indicar que este es el paso previo al próximo anuncio de la disolución definitiva de la banda, que se haría en mayo. Decisión que debe ser irreversible ante una evidencia que hace aún más fracasada la trayectoria etarra: nada lograron, solo barbarie, muerte y destrucción. Su vergonzoso prontuario se contrapone al triunfo del Estado de Derecho que enaltece a las autoridades de España, que si bien intentaron vías de diálogo en algunos momentos, no cejaron en su empeño de derrotar el terrorismo por las vías permitidas en la ley.