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Periodista y editor de textos
Pude haber titulado esta columna “¿Dónde va la coma?”, como la columna de la semana pasada, que me quedó un poquito ladrilluda. Pero me dejó pensando y caí en la cuenta de que nunca había escrito ninguna reflexión, y que no suene pretensioso, respecto del arte de escribir. Sin profundizar mucho, un par de veces les he contado que el problema, y la magia, está en la sintaxis.
Tenemos dos conceptos aquí que unidos constituyen las condiciones de la buena redacción: la coherencia y la cohesión. La coherencia es el resultado de que el cuento que estoy echando esté unido, que sea el mismo. Si en el siguiente párrafo empiezo a hablar de las gallinas ponedoras sin más razón, entraré en una incoherencia. Y este texto, que comete el pecado de aburrirlos, además será incoherente. Echar el mismo cuento es, en general, relativamente fácil.
Pero la cohesión... En la cohesión está la magia de la buena redacción, porque termina siendo la expresión de la buena sintaxis. Esto sonó enredado, pero ya voy, calma. La cohesión significa que usé correctamente las herramientas que ofrece el idioma para amarrar mi texto, para atar cada una de sus partes. Son dos las herramientas, o dos grupos, más bien: los signos de puntuación y los conectores/conjunciones. Un conector es sin embargo, una conjunción es pero. Aunque su aporte es el mismo en cuanto al sentido (dicen lo mismo), en la estructura su relación con el resto del texto es diferente: “Pedro estaba muy cansado, pero hizo su trabajo bastante bien”. “Pedro estaba muy cansado; sin embargo, hizo su trabajo bastante bien”. No son fórmulas matemáticas ni verdades de fe, pero estas dos serían, fuera de contexto, las puntuaciones más adecuadas para ambas estructuras según si elijo la conjunción o si prefiero el conector.
¿Dónde está la sintaxis aquí? En la distinción de las dos estructuras pequeñas que forman a la grande: Pedro estaba muy cansado e Hizo su trabajo bastante bien. Son oraciones y son enunciados (conceptos de la sintaxis). Aunque no es tan sencillo, la oración es oración cuando tiene verbo (lo digo así para no enredarnos más de la cuenta en laberintos). El enunciado es una idea completa, una idea cuya información es suficiente para que el receptor actúe según lo que le acabo de decir. Pedro estaba muy cansado ofrece información suficiente (enunciado) para que comprendamos lo que le ocurre a Pedro y le demos un vaso de agua o le pongamos una silla para que descanse. Comprendo, y actúo porque comprendí. Si digo Pedro estaba..., quien me escucha no sabrá qué hacer. Pedro estaba muy cansado tiene verbo (oración).
La norma ortográfica dice: el punto delimita enunciados. Idea completa, punto. El punto y coma delimita oraciones, sobre todo las complejas, las que tienen más información. Y la coma delimita oraciones muy sencillas, que no ofrecen información suficiente, y sintagmas. Me despido con este ejemplo, y, si no se aburrieron, dentro de ocho días seguimos con esta pedrada:
“Pedro, el vecino del frente, estaba muy cansado; sin embargo, hizo su trabajo bastante bien”.
“Pedro, el vecino del frente, estaba muy cansado. Sin embargo, hizo su trabajo bastante bien”.
Ambas son correctas.