Lo pillé en Twitter
“Qué doña tan atenida”.
No todo pueden ser errores. La semana pasada les conté que este “que” no lleva tilde, aunque está dentro de una exclamación: “¡Que vivan los tibios!”. Pues en esta el columnista acertó: Qué doña tan atenida, un qué fuerte. Entre otras, cuando la exclamación es evidente, como en este caso, podemos dejarla sin los respectivos signos. Así que el titular pudo haberlos tenido: ¡Qué doña tan atenida!, pero sin ellos es igualmente correcta.
Y usa, por cierto y entre paréntesis, una palabra de los abuelos, atenido, qué culicagao tan atenido este. Es vieja, aparece escrita desde 1240 y está incluida en el Diccionario de la lengua española (rae.es), aunque dice que solo la usan en Honduras, El Salvador y Costa Rica. Obvio no: mis abuelas la usaban. Y miren este texto de 1240 (sí, escribí bien: 1240): “... nos ovo prometido ávelo, Deo gratias, lealment’ atenido; fízolo buen compieço quand Memnón fue vençid”.
Lo pillé en Facebook
“Sacerdote hace Tik-Tok bailando playero en honor a militar...”.
La RAE ha aplicado la siguiente lógica para estas aplicaciones: WhatsApp es el nombre propio de una aplicación (y si es una empresa, que no sé si lo sea, pues con más razón: los nombres de las empresas llevan mayúscula inicial). El mensaje que enviamos se llama wasap, y no se me espanten ni se me ofendan con la RAE: es una buena adaptación al español. Y adaptación quiere decir que entra a nuestro léxico, a nuestro hermoso paquete de palabras. La acción es wasapear (enviar un mensaje por WhatsApp). Ahora, no las busquen, porque todavía no han entrado al Diccionario de la lengua española, que es el de las academias, el que consultamos tanto en internet. Se están demorando los académicos.
Para Twitter: un tuit, un retuit, un tuitero y todos tuiteamos (del verbo tuitear) y ellos tuitean. Salvo retuit, las demás están en el diccionario mencionado y si no me creen, pueden buscarlas en rae.es.
Así, Tik-Tok es la aplicación y un tik-tok es un video creado en ella. ¿Sí o qué? Entonces el sacerdote hizo un tik-tok, con minúsculas, y no necesita cursiva. Obviamente el diccionario no la tiene. Escríbeme por WhatsApp.
Preguntan los lectores
Gloria Vázquez. “Me pregunto si no cree que amerita un comentario sobre las ‘innovadoras’ propuestas, especialmente de los comunicadores, relativas a sustantivos convertidos en verbos como ofertar, dimensionar, aperturar , direccionar, etc.”.
Bueno, ese es el camino del idioma, Gloria. Es un proceso propio del español: ofrecer llevó a oferta y oferta llevó a ofertar. Hay verbos fruto de este proceso que hoy usamos como si nada: influenciar, por ejemplo, que nació de influencia, que a su vez nació de influir. O posesionar. Y ten en cuenta que ofertar y dimensionar están, y desde hace un buen rato, en el Diccionario de la lengua española, así que ganaron su batalla. Los otros dos apenas están llegando. Quién sabe si ganarán y se quedarán. Yo no uso aperturar ni direccionar: digo abrir y dirigir, pero es gusto, paladar. El idioma ha fluido desde el latín vulgar hasta el español del 2020 sin parar.