“El mundo cabe en una canción” como lo dijo Fito Páez en una de sus obras eternas y amorosas. Sí, en una sola canción, qué bella metáfora para decir que la música nos incluye, nos recibe, nos abraza y no nos hace daño, o al menos es un territorio donde nos sentimos seguros. Y es que las canciones son tan poderosas que muchas veces se convierten en oxígeno, en agua, en alimento para el espíritu, en razón para pararse de la cama, en ácido para derretir el corazón, en dedicatoria, en cicatrices sonoras, en lágrimas, amor eterno, y en vida, vida en sonidos.
Y además de todo eso y de mucho más, las canciones se convierten en viajes, recuerdos, colecciones sonoras y catarsis de los días que vivimos.
Los anteriores dos años han sido complejos para todos, han sido de críticos para las artes, para el entretenimiento, el teatro, la danza, el clown, el cine, la poesía, los conciertos, los compositores, los intérpretes, el rock, el reggaetón, la salsa, la música. Por su parte, las habitaciones, los estudios caseros de grabación, la soledad del hogar y las propias familias y cotidianidades caseras, fueron compañía para la creación en tiempos difíciles.
Las guitarras no dejaron de sonar, fueron abrazos en medio de las jornadas de teletrabajo y planes virtuales para no extrañar a los seres queridos. En definitiva, fue un buen y largo momento para aprovechar y sacar, como una catarsis, creaciones genuinas, caseras, reales y cómplices de un encierro desesperante que nos marcó la vida entera.
Esas creaciones ahora se ven reflejadas en las nuevas producciones discográficas de muchos artistas en todo el mundo. Creaciones sencillas y sinceras, muchas desesperanzadoras y solitarias y otras por el contrario se convirtieron en un abrazo en medio de la desolación asustadora de una pandemia. El concepto “hazlo tu mismo” reinó, el sonido casero, los elementos del hogar, y el “yo también puedo producirme en mi propio computador” fue la estética de las placas discográficas que ahora, justo en este momento escuchamos.
Muchas de las canciones producidas en los últimos dos años tienen que ver con la pandemia, títulos como “Los abrazos prohibidos” “Ya pasará” “Volveremos” o “Codo con codo” hacen y harán parte de esa memorabilia de la pandemia.
“Ya volverán los abrazos
Los besos, dados con calma
Si te encuentras un amigo
Salúdalo con el alma
Sonríe, tírale un beso
Desde lejos, ¡sé cercano!
No se toca el corazón
Solamente con la mano
La paranoia y el miedo
No son ni serán el modo
De esta, saldremos juntos