La resistencia civil, figura a la que apela el expresidente Álvaro Uribe en esta etapa de la oposición a las concesiones del gobierno de Santos a las Farc y que se consignan en el acuerdo a firmar próximamente, es una fórmula política coyuntural que convoca a la ciudadanía a no tener confianza en el régimen, a expresar su descontento por todos los medios democráticos a su alcance.
La resistencia civil se probó en los meses que antecedieron al 10 de mayo de 1957 cuando los partidos, los gremios, la iglesia y la población en su conjunto se opusieron al régimen del general Rojas Pinilla, que lo obligó a entregar el mando sin recurrir a la violencia.
Resistencia civil es no bajar la guardia crítica frente a los desafueros y violaciones de la ley por el Gobierno nacional, vigilar el uso de las facultades extraordinarias concedidas al Presidente Santos por la mayoría del Congreso que, dados los antecedentes, se asemejan a una dictadura.
La resistencia civil es una resistencia no armada, no violenta, no alienada, que mantiene los ojos abiertos contra las capitulaciones y a favor de una opinión bien informada para obrar democráticamente.