Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
Vietnam va camino de convertirse en otra Corea del Sur. Con un meteórico crecimiento y una transformación vertiginosa, pasa de país agrícola a potencia tecnológica y formativa. Pero con tres veces más territorio y el doble de población.
Por Humberto Montero - hmontero@larazon.es
El mundo siempre fue poliédrico por mucho que en Europa nos creyéramos los reyes del mambo. Sin ir más lejos, la expansión del Imperio Español se fraguó no sólo tras derrotar al moro, a los berberiscos y frenar la expansión otomana en la monumental batalla naval de la lejana Lepanto, allá en las tierras griegas que amenazaba el turco. Tampoco tras conquistar el imperio azteca o el inca. Los castellanos tuvieron también que pelear contra siameses, caciques filipinos y polinesios varios en una expansión asiática menos conocida, pero igualmente apasionante, que llevó al Imperio a controlar desde América y hasta antes de ayer las Filipinas, Guam, las Carolinas y partes de Nueva Guinea, Siam y Borneo. Tantas vueltas se dieron los españoles afincados ya en América por el Mar del Sur que hasta fueron los primeros europeos en arribar a la actual Nueva Zelanda y en reclamar, con escaso entusiasmo, la propiedad de Australia del Espíritu Santo.
Para entonces, el esplendoroso reino de Siam ya declinaba y los españoles planeaban expandirse por el sureste asiático con ayuda portuguesa y conquistar nada menos que la incipiente China, de donde salían piratas como chinches, y que recelaba de la proximidad española en Filipinas. El fuerte y costoso rearme de la flota europea tras el desastre de la Invencible y las revueltas en Flandes y Holanda suspendieron los planes. Así, desde la Conquista española, el mundo fue uno. Interconectado por flotas y galeones para siempre, como hoy, con el 85% del comercio mundial surcando los mares, como ha demostrado el embudo del Canal de Panamá.
En este mundo, como antes, resulta ridículo centrarnos en una o dos potencias. Ni EE.UU. ni China son nada sin el resto. Ni siquiera con Europa de su lado. Surgen por doquier potencias emergentes, como India o Brasil, pero también grandes sorpresas como Bangladés, Nigeria o la misma Vietnam.
De hecho, sorprende que una firma automovilística vietnamita se haya convertido tras Telsa y Toyota en la tercera más valiosa del mundo, con una capitalización bursátil de 160.000 millones de dólares pese a estar aún en pérdidas. Se trata de Vinfast, el fabricante vietnamita de vehículos eléctricos, cuyas acciones se dispararon un 30% en las operaciones de principios de semana, ampliando un repunte que ya había cuadruplicado su valor de mercado. Esta revalorización se produjo tras un espectacular debut en Wall Street a principios de este mes de una firma que controla casi en su totalidad el hombre más rico de Vietnam, Pham Nhat Vuong, que dispone del 99,7% de las acciones.
La empresa forma parte del mayor conglomerado de Vietnam, Vingroup. Su actividad comenzó con los “scooter” eléctricos en 2018 y, en los años siguientes, fabricó turismos y autobuses eléctricos. En diciembre de 2021, la firma fabricó su primer SUV totalmente eléctrico en el país y, en noviembre de 2022, envió el primer lote de su SUV VF 8 a Norteamérica. En Vietnam, ya domina el mercado con una cuota de mercado del 50% en 2022, según BMI Research, y se expande por EE.UU. y Europa con precios que oscilan entre los 12.000 euros de un city car y catálogos de entre 50.000 y 70.000 euros para los SUV más grandes.
Vietnam va camino de convertirse en otra Corea del Sur, con un meteórico crecimiento y una transformación vertiginosa de un país agrícola en una potencia tecnológica y formativa. Con tres veces más de territorio y el doble de población, casi 100 millones, habrá que ver si Vinfast es un embrión del desarrollo y la apertura o un monopolio tutelado por el régimen comunista.