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Columnistas | PUBLICADO EL 14 septiembre 2021

Una nueva consciencia

Por Federico Hoyos salazarcontacto@federicohoyos.com

Hace unos días dicté un curso sobre economía civil en la maestría en Gerencia de empresas sociales de la Universidad Eafit. Fueron días de discusión, análisis y lectura de textos con ideas apasionantes que buscan generar una nueva consciencia sobre el rol de las compañías en el mundo de hoy. Ver a personas de diferentes procedencias profesionales, geográficas y filosóficas estudiar este asunto produce esperanza y demuestra un cambio de mentalidad entre quienes lideran organizaciones de los sectores público, privado, social y académico.

La economía civil pretende presentar una alternativa a la visión tradicional, en donde se cree que el libre mercado y el crecimiento económico son la solución a los problemas sociales, o, por el contrario, en donde se piensa que el Estado de bienestar debe ser exclusivamente el encargado de atender los retos públicos. La economía civil surge como punto intermedio, presenta la posibilidad de atender realidades como la lucha contra la pobreza, la procura de la sostenibilidad y la equidad, a través del trabajo social colectivo.

Durante los días de este curso, concluimos que las políticas públicas exitosas no son diseñadas ni implementadas sólo por políticos, y que los roles de organizaciones sociales, sector privado y academia son fundamentales para producir impacto y cambio social. También pensamos alrededor de la idea planteada por la economista italiana Mariana Mazzucato, quien propone que el Estado debe jugar un papel preponderante en la innovación y el emprendimiento, y que, así como el Internet, el GPS y la asistencia por voz son desarrollos financiados con dineros públicos, se debe seguir buscando nuevas tecnologías aplicadas que sirvan a la solución de problemas públicos.

Meditamos alrededor de la idea del CEO de Microsoft, Satya Nadella, quien expresa que las organizaciones contemporáneas deben esforzarse en entender a las personas y a la sociedad, y no sólo al mercado. Y, a su vez, revisamos críticas a esta nueva visión empresarial, como la que planteó la revista The Economist en una edición del año 2019, donde sostiene que las empresas deben enfocarse en hacer negocios y no en resolver asuntos públicos.

No llegamos a conclusiones definitivas, como ocurre en los buenos diálogos, pero sí quedamos con preguntas y deseos de entender cómo desde las iniciativas privadas se puede impactar con mayor efectividad y apoyar al Estado para generar soluciones que generen bien en el mundo.

En el libro ¿Qué harías si no tuvieras miedo?, el autor español Borja Vilaseca dice: “Las organizaciones que más abundancia económica cosechan, tienen una visión, un propósito y un sentido muy claros. Están guiados por valores humanos. Y su principal objetivo no es ganar dinero, sino crear riqueza para la sociedad”. Saber que en Medellín se está pensando este asunto a fondo es una razón de esperanza que abre una posibilidad para que esta región sea una de desarrollo de más y mejores y organizaciones conscientes

Federico Hoyos Salazar

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