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Columnistas | PUBLICADO EL 25 marzo 2023

¿Tiene Medellín el modelo de salud a imitar?

El hecho de que Medellín cuente con varios de los mejores hospitales de Latinoamérica no significa que su sistema tenga buenos resultados. Los recursos deberían ir a la atención primaria.

Por Luis Gonzalo Morales - redaccion@elcolombiano.com.co

El hecho de que Medellín posea varios de los mejores hospitales de Latinoamérica, no significa que su sistema de salud funcione bien. Las políticas públicas son exitosas en la medida que producen los resultados para los cuales fueron diseñadas y lo logran con la mejor utilización posible de los escasos recursos disponibles. La de salud persigue la mejoría de los índices de enfermedad y muerte siendo la mortalidad materna uno de los indicadores globales más utilizados para medirla.

Es de universal aceptación que la atención primaria es la forma más eficiente para manejar los riesgos de enfermar y morir al detectar y tratar tempranamente las enfermedades y evitar su avance. Se complementa con la atención hospitalaria para curar las enfermedades y reducir el daño cuando no fue posible prevenirlas o tratarlas prematuramente, razón por la que es menos eficiente y más costosa.

Al comparar las camas hospitalarias por cada mil habitantes (REPS, 2023), Medellín tiene 2,5, un 68% mayor al promedio nacional y un 25% por encima de Bogotá. Esto significa que en Medellín los servicios hospitalarios se llevan la mayor tajada de los recursos de salud, considerando que ambas ciudades reciben proporcionalmente el mismo monto (UPC). Es una distribución inequitativa porque destina más recursos a las actividades hospitalarias en detrimento de las de atención primaria, e ineficiente porque el costo medio de lograr el mismo resultado será mayor.

Al mirar los resultados en salud de 2019, la mortalidad materna en Bogotá fue de 22,3 (INS) y en Medellín de 22,1 (MCVS) a pesar de que según el DANE (2019) la pobreza monetaria, que es un factor determinante en este desenlace, era en Medellín del 24,4 % y en Bogotá del 27,2%. Esto muestra que Bogotá, a pesar de tener condiciones sociales más desfavorables, logra casi los mismos resultados con muchas menos camas hospitalarias y por ende con un costo promedio inferior al de Medellín. No es que sobren las camas hospitalarias, pero lo resultados sugieren que más camas y mayor gasto en ellas no necesariamente significan mejores resultados en salud.

Teniendo en cuenta que en Colombia la salud es un derecho humano fundamental, que la equidad es un componente fundamental de la justicia social que busca eliminar diferencias evitables, injustas o remediables, y que los recursos disponibles para financiarla son insuficientes, distribuirlos priorizando las intervenciones que está demostrado producen mejores resultados es una cuestión ética, un desafío y una obligación ineludible de todos.

Estas distorsiones del gasto se deben corregir porque favorecen a unos pocos en detrimento de los resultados de muchos. La solución es de todos, gobernantes, políticos, aseguradores, prestadores y ciudadanía, no es un problema sólo del gobierno. Si no se hace, cada vez se profundizará el círculo vicioso en el que más recursos se usarán en hospitales desfinanciando la atención primaria cuyos servicios a su vez verán reducidas sus coberturas, elevando los costos y sin alcanzar unos mejores resultados en salud para la gente.

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