viernes
0 y 6
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Estación No-lo-Sé, a la que llegan los prospectivistas con sus cuadros estadísticos y sus mapas mentales, los apocalípticos con sus Biblias subrayadas, los ecologistas indicando que con la naturaleza no se juega, los que se asoman para ver qué pescan y muy pocos políticos (pues estos son oportunistas), los banqueros dando por un lado y tomando por el otro, los lectores de cartas y horóscopos (a los que les crece el negocio), los pesimistas con caras como la de El grito, de Munch, y los que no paran de rezar, aunque a esto del futuro D’s le hace poco caso, pues en su Eternidad ya todo ha pasado y pasará lo previsto en el tiempo, que es igual de eterno. Y en esta fila, los que compran barato y guardan, pues los tiempos habrán de cambiar y hay que aprovechar a la gente que se desespera; seguidos de los que hacen lo que sea, ya que comer no da espera y creen que lo del virus es un bingo, en los que unos llenan la tabla y la mayoría no.
¿Qué pasará? Se habla de grandes masas de desempleados, de la quiebra de las economías petroleras (¿que impedían el desarrollo vehicular eléctrico?), de hiperinflaciones y pérdida de muchas libertades, de retornar a los sectores de la economía primaria (el mundo agrícola y de pequeñas extracciones de minerales), de mirar con cuidado las tesis económicas de Keynes (que hablan de gasto público, industrialización local para que haya ingresos y, en consecuencia, consumo), de estudiar de nuevo la escuela liberal austriaca liderada por Ludwig von Mises, de intervención de los gobiernos en la economía y no al revés. Así, de momento, mientras estamos encerrados, se habla, se especula, se controla etc.
Lo que sí está pasando es que las fronteras están cerradas, las grandes ciudades muestran sus fracasos y desgobiernos, el turismo agoniza, los divertimentos (bares, restaurantes, estadios, teatros) boquean, el transporte se minimiza, la casa es el último refugio, la conciencia sobre la importancia de la vida ha crecido y lo virtual ya no es un juego sino una manera clara de hacer negocios, enseñar, atender desde lejos, reunirse y certificar que el otro sigue vivo. Y en medio de todo esto, pasa que los abastecimientos (comida, productos médicos) se logran mejor a través de trenes y no de pequeñas unidades móviles, que muchos están afuera para que la ciudad no colapse por salud pública ni fallas técnicas, que unos se cuidan y otros se arriesgan y bueno...
Acotación: nos encerró un pequeño virus, el movimiento acelerado se hizo torpe, algunos gobernantes están medio locos y lo que pasará (ya comienzan a echarse culpas) sigue en veremos. Y si vamos a cambiar, unos dicen que sí y otros que no. Pasará entonces lo que siempre ha pasado: el mañana no ha llegado, Así de simple .