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Sobre la posible universidad

La base de la universidad fue desapareciendo con el tiempo para dar cabida a fragmentos del conocimiento (especializaciones, tendencias) y conceptos encontrados.

20 de mayo de 2023
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  • Sobre la posible universidad

Por José Guillermo Ángel R. - memoanjel5@gmail.com

Estación Investigación, a la que llegan académicos con artículos publicados que ya la inteligencia artificial ha superado, lo que implica que las revistas de alto impacto hacen parte del basurero (para más desprestigio de este negocio editorial). Y detrás de ellos, vienen los que saben que el modelo educativo debe cambiar y, antes que hacer alumnos robots, se necesita primero humanizarlos para que sepan qué es la vida sentida, la importancia del tejido social, la solidaridad (sentirse sólidos) y la sensibilidad necesaria para saberse en libertad de crear. Claro que en la fila hay quienes se oponen a esto y persisten en los viejos modelos (hay carreras que no varían desde 1950), aduciendo que la universidad es disciplina, conocimiento positivo calificable en porcentajes, memoria para responder a códigos que parecen catecismos y trasnochos que llevan a obtener buenas notas en temas que ya han sido superados porque no han variado en años (y a veces en siglos) dando respuesta a tiempos pasados y no a lo que sucede ahora. Y siguen los alumnos, haciéndose preguntas sobre qué pasaría si ellos mismos hicieran el pénsum de lo que quieren aprender.

Desde la Universidad medieval (extensión de la madrasa musulmana), que aparece en Bolonia en 1088 y es seguida por la de París, los temas a tratar tenían que ver con la lógica, la música, la astronomía, la gramática, la retórica, la geometría, las matemáticas y razones que se ajustaban con el saber conocer, entender y expresar. Pero esta base, que fue desapareciendo con el tiempo para dar cabida a fragmentos del conocimiento (especializaciones, tendencias) y conceptos encontrados, a intereses de los gobernantes y lo reclamado por las industrias, perdió la esencia y hoy lo que vemos son currículums donde la ciencia carece de lo humano, a la par que lo positivo (lo moral que se sabe y se puede probar) cae en la matematización, la administración de la codicia, la especulación relativista y el individualismo que le rinde culto al dinero y al conocimiento fácil (todo con un clicc).

Cuando aparece la Enciclopedia en el siglo XVIII y el conocimiento se puede llevar a la biblioteca de la casa, las Universidades se dan a investigar (de aquí los trabajos de grado) para encontrar lo nuevo, entender mejor lo viejo e innovar sobre lo que presenta problemas. Y ahora, cuando el conocimiento nos desborda y ya la inteligencia artificial pareciera contenerlo todo, ¿qué debe hacer la Universidad? ¿Volver a crear a la persona, hacerla industriosa y amigable con el ambiente, social y en resistencia contra todo aquello que la daña? ¿Qué respuesta le va a dar a la robotización? ¿Cómo trabajar en lo local y darle valor a la vida? Ahí quedan esas preguntas. Maestros pensantes hay.

Acotación: La universidad coloca al ser humano en su punto más alto. Esta es la tarea que debe ejecutar.

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