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Sobre la
información de guerra
La objetividad no existe en una guerra en caliente, solo es posible muchos días después con análisis fríos, entrevistas de lado y lado a gente del común, asistencia a debates y conciencia.
Por José Guillermo Ángel R. - memoanjel5@gmail.com
Estación Censura, a la que llegan informaciones oficiales y periodistas que las admiten porque algo deben enviar a sus centrales, free-lancers que buscan más información y hacen nuevas preguntas o se inventan algo si no hay respuesta, reporteros de guerra que las comparan con sus notas y memoria, y con el olfato que tienen (ya han vivido otras guerras y saben ver más de la cuenta); enviados de medios que están de un lado o del otro y lo que escriben son justificaciones, propagandistas que actúan como operadores turísticos mostrando a la gente de prensa lo que se debe ver y lo que no, escritores que buscan tema para un bestseller (una historia de amor, una traición, un héroe fingido), fotógrafos que buscan la mejor imagen para venderla a buen precio o denunciar algo, gente de organizaciones de ayuda con instrucciones de cerrar la boca, auditores de izquierda o de derecha interpretando hechos, documentalistas buscando insertos para después hacer su película, en fin, a la guerra llega todo tipo de gente: negociantes que ven posibilidades en todo lo que falta, recolectores de escombros esperando un susto, vendedores de sexo (ahí caben todos los géneros), religiosos comprobando profecías, historiadores que fechan datos etc. La guerra es un escenario y ahí se actúa de todas las maneras posibles.
Lo primero que yo estudié fue comunicación social (en la UPB) y mi trabajo de grado lo hice sobre Qué es y cómo se hace una crónica de guerra. Y mis referentes teóricos fueron Jean Lartéguy, André Malraux, Yael Dayán, Oriana Fallaci, George Orwell y Ernst Trost (los principales). Unos habían estado en la Guerra Civil española, otros en Vietnam e Indochina, en la Guerra de los seis días en Israel y en la Revolución de Argelia. Y eran claros: la objetividad no existe en una guerra en caliente, solo es posible muchos días después con análisis fríos, entrevistas de lado y lado a gente del común (novias de los soldados, madres, amigos, médicos, comerciantes), asistencia a debates y conciencia.
La primera pérdida en una guerra es la verdad (frase manida y entendida), pues la mentira es parte de la estrategia de cada bando y, repetida, se vuelve creíble. Y como la guerra es amplia y se da en distintos escenarios, como los que la viven están nerviosos y confundidos, como hay rabia y odio, deseos de venganza y hasta de desertar, como la censura es arma pesada, obtener algo objetivo es muy difícil. Solo quedan el qué, el quién, el cómo condicionado, el cuándo y dónde. Y un por qué en el aire haciendo burbujas.
Acotación: George Orwell escribió: de una guerra lo más difícil es salir de ahí siendo humano. Así que lo más importante no es lo que pasa sino lo que sucederá después. Muchos con la marca de Caín, que no se borra.