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Columnistas | PUBLICADO EL 10 mayo 2022

Sobre el continuismo

Los voceros sobre la supuesta nocividad del continuismo parecen olvidar que los mejores y más profundos proyectos sociales se construyen con años y que estos no son producto de la gestión de un caudillo.

Por Federico Hoyos Salazar - contacto@federicohoyos.com

La política es una actividad compleja que no debe ser reducida en categorías binarias. Simplificar el debate sobre lo público entre conservadores y liberales o izquierda y derecha afecta la profundidad de la conversación y el análisis sobre lo que más conviene a la sociedad. Adicionalmente, empeñarse en categorizar a las personas que siguen a un determinado líder o candidato impide que las personas se puedan unir bajo propósitos comunes.

Colombia ha vivido décadas bajo señalamientos inútiles que han dificultado vislumbrar un gran proyecto y norte nacional. Pájaros y chulavitas, izquierda y derecha y, recientemente, continuismo y cambio han sido algunas categorías estériles que impiden avanzar y unirnos.

Los voceros de la supuesta nocividad del continuismo parecen olvidar que los mejores y más profundos proyectos sociales se construyen con años y que estos no son producto de la gestión de un caudillo. Más allá de referirme a un gobierno en particular u otro, busco señalar que atacar la importancia de la continuidad de aquello que ha generado progreso es, al menos, una ligereza.

Las obras y programas de mayor desarrollo en nuestro país han sido esfuerzos conjuntos que han partido de visiones de largo plazo. Cuatro años es muy poco tiempo para generar reformas de fondo y concluir obras que puedan mover la aguja del desarrollo nacional. Pensemos en el impacto que ha generado Familias en Acción; la importancia de haber aumentado el número de hectáreas de áreas protegidas; las obras de infraestructura de 4G; la rapidez y ayuda que ha significado el Ingreso Solidario para millones de familias; el notable aumento de capacidad instalada para la producción de energías renovables no convencionales y el ejemplo mundial que ha constituido el Estatuto Temporal de Migración para los venezolanos que han llegado a este territorio.

Los mencionados programas y proyectos no son producto de la visión de un solo líder o partido político, sino de una diversidad de visiones, estilos y agendas de gobiernos que, en medio de las diferencias, han sabido valorar lo positivo de sus antecesores.

Encontrar lo que nos une debe partir del reconocimiento de aquellas decisiones y proyectos que han movido a nuestro país hacia adelante. Empeñarse en el ejercicio simplista de atacar todo lo que viene del pasado y creer ciegamente en que todo cambio es necesariamente mejor puede ser riesgoso. La promesa del cambio por sí mismo puede generar aplausos y despertar emociones, especialmente para las personas que desconocen el pasado. Ante esto conviene mirar a algunos gobernantes locales que, desconociendo los avances de sus antecesores, hoy tienen paralizado el desarrollo de las ciudades que dirigen.

Bienvenido y necesario el cambio ante lo que merece ser corregido, sin desconocer lo alcanzado por años de trabajo y ejecución de quienes han mirado más allá de unas elecciones y pensado en el futuro de las sociedades. Impidamos que el discurso que reduce el ejercicio público en epítetos nos siga dividiendo como sociedad y reconozcamos que un cambio responsable no se opone a la continuidad que ha generado progreso 

Federico Hoyos Salazar

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