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Más de 2 millones de usuarios de Uber y 88.000 conductores nos levantamos hace una semana con la mala noticia de que la plataforma se va del país, muy seguramente de manera temporal. En un momento donde el país necesita generar más trabajo y fomentar las nuevas tecnologías no deja de ser un muy mal mensaje para el sector de tecnología en Colombia que hoy quiere crecer y específicamente en Medellín. La digitalización y la economía colaborativas más que una moda son una realidad, los ciudadanos cada vez buscan cómo compartir sus activos fijos como oficinas, viviendas, vehículos, etc. Bajo esta tendencia, a decir verdad, pareciera que la legislación colombiana se resiste a avanzar a mayor velocidad para así estar acorde a las tendencias no solo de la Cuarta Revolución Industrial, de las nuevas generaciones, sino tal vez lo más importante, a la libre oferta y demanda donde el consumidor pueda elegir en calidad, precio y servicio.
Cuesta entender qué pasará con los 88.000 conductores de Uber, que en el contexto del mayor empleador de Colombia que es almacenes Éxito con sus casi 45.000 empleados, el cierre de la plataforma tiene consecuencias grandes en los ingresos de muchos estudiantes que manejan Uber para poder pagar su carrera, amas de casa que complementan sus labores diarias manejando un vehículo para generar ingresos adicionales que contribuyan al hogar o inclusive el desempleado que tiene una fuente de ingresos temporales, que a decir verdad, parte de estos son profesionales que ven en Uber una alternativa laboral circunstancial.
Reconociendo que en los últimos viajes que he realizado en taxi he visto un mejor servicio la calidad de muchos vehículos, el aseo y la cordialidad de algunos conductores todavía puede mejorar bastante. El servicio de Uber es evidentemente mejor, vehículos impecables en su interior, gran parte de ellos con aire acondicionado, buen servicio y la amabilidad de los conductores es la regla.
Desde hace varios años he insistido en que debemos tener “zonas transitorias de regulación” que nos permitan no solo testear nuevas tecnologías sino también que el ente regulador pueda entender allí la tecnología y cómo regularla. Las entidades regulatorias y los jueces en Colombia también pueden innovar, estudiar las tendencias, realizar benchmarks que traigan nuevas ideas a la mesa para que podamos tener todas esas posibilidades de mejores servicios, mayor competencia e ingresos para la población colombiana.
¿Por qué no constituir la cooperativa de conductores de Uber donde puedan tener sus seguros, seguridad social y cumplir los requerimientos de ley?, asignar cupos por ciudades, por número de taxis, entre otros. Considero puede ser un camino que los mismos conductores pueden proponer. Lo que definitivamente no puede suceder y que es el camino fácil es que Uber salga de Colombia. Perdemos todos. Esperemos no suceda también con otras plataformas.
Qué importante que el alcalde Daniel Quintero, que quiere liderar el Valle del Software y plantea una “Ciudad Futuro” plantee salidas a este impasse y Medellín tenga de nuevo a Uber rodando en sus calles.