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Ya era suficiente con la incertidumbre a raíz de los acuerdos conocidos entre el gobierno a través de los negociadores de paz y el Clan del Golfo o Ejército Gaitanista por razones que explicaré más adelante, pero luego del anuncio de Estados Unidos de designarlos como grupo terrorista, los diálogos y protocolos acordados enfrentan varias dificultades por resolver.
La magnitud de esta organización es de 9 mil hombres en armas y según el departamento de Estado norteamericano tiene tentáculos en 28 países, por eso cualquier posibilidad de desarme y sometimiento, es bienvenida, pues su capacidad de daño es inmensa y su expansión y control territorial cada vez menos evitable.
Entiendo que el jefe negociador Álvaro Jiménez así lo comprende e incluso ha dicho que continuarán con las negociaciones porque ya el Gobierno colombiano ha negociado con las FARC y el ELN cuando la Unión Europea y Estados Unidos las tenían en el listado de organizaciones terroristas.
Yo creo que el caso del Clan del Golfo es distinto, pues su economía es puramente criminal, atada a todas las prácticas ilícitas no solo de narcotráfico, sino de minería ilegal y tráfico de migrantes, entre muchos otros
Hasta el momento, lo acordado por el gobierno y el Clan del Golfo en Doha, en Qatar, en dos rondas de negociaciones, consiste básicamente en:
—tres zonas de ubicación en Córdoba y Choco para que se concentren a partir de marzo de 2026, suspendiendo órdenes de captura y extradiciones
—un protocolo para su supervisión y verificación con la MAP-OEA
Sigue faltando el componente de legalidad, el marco jurídico del sometimiento, sobre el cual entiendo que están trabajando, pero que no tiene ambiente en Congreso.
Pero todo eso enfrenta varios desafíos con la decisión de los EE. UU. de designar al Clan como un grupo terrorista, empezando por el status político que ellos pretenden. Tampoco es viable suspender extradiciones, pero si el gobierno lo hiciera, se harán efectivas las órdenes de captura internacionales.
Adicional, y lo advierte el experto Jorge Mantilla, la decisión norteamericana hará uso del esquema de sanciones económicas y financieras tanto para cabecillas del Clan del golfo como para negociadores del gobierno, y esto último es indeseable para los últimos, pero factible porque podrían suponer que negociar con terroristas los pone también en la mira.
La otra complejidad tiene que ver con el lugar de las negociaciones que hoy se dan en Doha, en Qatar, y que implicaría trasladar la mesa a Colombia o a un país más cercano, que tenga la voluntad y la capacidad para hacer esa intermediación.
Por ahora, podría pensarse en enfocar la negociación hacia los mandos medios y a sus posibles reemplazos, que es un punto sobre el que poco se trabaja y es fundamental para evitar él recicle de la guerra con otros nombres y denominaciones.
