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Si este Congreso ha sido muy importante para la preservación del Estado de derecho y para contener en algo el daño que hace el petrismo, el próximo Congreso será vital.
Por Rafael Nieto Loaiza - opinion@elcolombiano.com.co
Que tener un buen Congreso es tan importante como elegir un Presidente eficaz y serio, lo hicieron evidente las tentaciones autoritarias de Petro y su nefasto gobierno.
Así como las Cortes han cumplido un papel fundamental en la defensa de la Constitución y la ley, el Congreso le ha puesto freno al grueso de los desvaríos legislativos de la izquierda que mal gobierna y roba desaforadamente en este gobierno y ha hecho alguna tarea de control político, aunque no tan juiciosa y efectiva como fuera deseable.
Es verdad que hubo parlamentarios que se vendieron por algunos contratos y unos miles de millones al gobierno, que no dudó en montar una pestilente operación de saqueo de la UNGRD y otras entidades con ese propósito, y qué partidos como el Liberal y el Conservador le jugaron a Petro al inicio de la legislatura. Pero no es menos cierto que ambos partidos se fueron desmarcando en la medida en que se hicieron inocultables los muchos errores y horrores del gobierno. El expresidente Gaviria neutralizó el motín que desde el gobierno promovieron para apropiarse del partido y asumió una postura de oposición frontal. Efraín Cepeda jugó un papel fundamental durante su presidencia del Senado. Con todo, esos partidos están fraccionados y algunos de sus parlamentarios siguen jugándole al gobierno.
También es cierto que el único partido consistente y sólido en hacer oposición a Petro ha sido el Centro Democrático. Sin ambigüedades, sin esguinces, sin fracturas, con argumentos, la bancada del CD ha asumido las banderas de la oposición. La defensa de la democracia y de las libertades encontró su voz en los senadores y representantes del CD.
Si este Congreso ha sido muy importante para la preservación del Estado de derecho y para contener en algo el daño que hace el petrismo, el próximo Congreso será vital. Y lo será tanto si el Presidente que llega es un demócrata como si fuera Cepeda, no lo quiera la mayoría. Cepeda, formado en la línea dura del partido Comunista y familiarmente cercano a las Farc, es mucho más radical que Petro y, él sí, inteligente y metódico. Con cuatro años más de izquierda en el gobierno, los males serían incalculables y el riesgo de perder la democracia una certeza.
En la próxima legislatura los demócratas debemos contar con una mayoría amplia y suficiente, que nos evite el peligro de quedar en manos de algunos mercenarios, siempre gobiernistas que, al estilo de Roy y Benedetti, están con cualquiera que ocupe la Casa de Nariño y cambian de ideas como de ropa interior. Al servicio de sus intereses personales y no de los de la Nación, se venden por tres puestos, unos contratos y algunos millones. Si con esos mercaderes de la política la izquierda hace mayoría, perderemos el país.
Necesitamos, en cambio, parlamentarios bien formados, ideológicamente sólidos y consistentes, honrados y transparentes. Y con temple, que se necesitará y mucho tanto para encarar la reconstrucción del país que nos dejan en ruinas y devolverle la esperanza a los colombianos, como para hacer control político y servir de freno y contrapeso a una Presidencia excesiva y que tiene demasiada capacidad de hacer daño.
El Centro Democrático, su comité de notables, su director Gabriel Vallejo y el presidente Uribe, me han ofrecido el segundo renglón en su lista para Senado. Un honor y un gesto de confianza que agradezco y he aceptado. Es momento de servir a la Patria con carácter, generosidad y disciplina.