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Columnistas | PUBLICADO EL 09 abril 2023

¿Qué diría Sherlock?

Cómo un país del llamado primer mundo, con tanta historia y tanta cultura como se le reconoce, puede permitirse caer en tales niveles de decadencia y deshonor.

  • ¿Qué diría Sherlock?
  • ¿Qué diría Sherlock?
Por Lina María Múnera Gutiérrez - muneralina66@gmail.com

A finales del siglo XIX, el inspector Lestrade, personaje esencial de las historias protagonizadas por el gran Sherlock Holmes, era descrito por este como un detective sin habilidades que hacía parte de un pelotón de torpes miembros de la Policía Metropolitana de Londres, más conocida como Scotland Yard. Algo sabía Sherlock de esta institución que siempre ha levantado sospechas por sus prácticas erráticas, pero que ahora, 136 años después, se ha convertido en símbolo de horror, vergüenza y desconfianza para los ciudadanos ingleses.

Un informe devastador que acaba de publicarse tras una larga y muy seria investigación independiente denuncia el racismo, sexismo y homofobia institucionalizados no solo en Scotland Yard sino en las 43 fuerzas policiales que hay en Inglaterra y Gales. Se habla en él de detenciones arbitrarias a personas de raza negra, de comportamiento y lenguaje machista, de abuso de poder y de total indiferencia ante la delincuencia. Para la muestra un botón: sólo uno de cada cien violadores es condenado y ya ni siquiera investigan los robos. Los policías se pasan la mayor parte del tiempo en las dependencias oficiales haciendo papeleo o buscando a los sospechosos a través de cámaras de seguridad o del rastro electrónico que dejan en celulares, computadores y tarjetas de crédito.

Pero la historia de fondo es mucho más oscura y viene de tiempo atrás. Cientos de casos sin resolver en los que la ciudadanía debía mirar y callar aunque supiera quiénes eran los culpables, mientras la policía miraba hacia otro lado en un actitud de apatía e indiferencia absoluta. Con un alto grado de ineptitud semejante al que narraba en sus libros Sir Arthur Conan Doyle, pero con el dolor de no ser ficción sino la realidad de tantos ciudadanos ingleses que lo único que tienen claro ahora es que no pueden confiar en las autoridades policiales.

Capítulo aparte merecen las mujeres policías, que no lo tienen nada fácil al intentar ejercer su profesión. El informe, que tiene 363 páginas, habla de la discriminación que sufren para poder ser ascendidas, la cosificación, la sexualización y el lenguaje obsceno en su entorno de trabajo. Básicamente una invitación para no pertenecer a una institución que a día de hoy no parece que estuviera representando valores sino encarnando el mismo mal que debería combatir.

Los dos últimos casos más escalofriantes, que se convirtieron en el detonante para que se encargara el informe, fueron perpetrados por policías del cuerpo élite. Uno de ellos secuestró y asesinó de manera brutal a la ejecutiva de marketing Sarah Everard, lo que produjo que miles de mujeres salieran a las calles para pedir más protección. El otro fue autor de docenas de casos de abusos sexuales que eran conocidos por sus compañeros y superiores, quienes en lugar de expulsarlo, lo iban promocionando.

Sería válido preguntarse cómo un país del llamado primer mundo, con tanta historia y tanta cultura como se le reconoce, puede permitirse caer en tales niveles de decadencia y deshonor. Nada tan absurdo como tenerles miedo a aquellos que supuestamente deben protegernos. Ojalá que el informe no se quede tan solo en una denuncia y sirva para generar alguna reflexión que produzca cambios. Me permito, como Sherlock, dudarlo...

Lina María Múnera Gutiérrez

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