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Por Amy B. Rosenfeld y Vincent R. Racaniello
Los titulares de las noticias y los expertos en salud están haciendo sonar la alarma sobre otra variante del coronavirus, esta vez Delta, alegando que es mucho más contagioso y quizás más letal que cualquier otra variante vista hasta ahora. Es fácil entender por qué: siguen apareciendo nuevas variantes del virus y los casos están aumentando en muchos países. Pero aún se desconoce si las nuevas variantes representan un riesgo único o sustancial y, como virólogos, nos preocupa que la incomprensión de las variantes y el riesgo que representan pueda causar confusión y pánico.
A medida que el coronavirus se propagaba a nivel mundial, su genoma cambiaba, mutaba, como se espera para cualquier virus. Estas mutaciones pueden afectar la “aptitud” del virus, su capacidad para reproducirse y propagarse. Algunas mutaciones debilitan un virus, otras no tienen un efecto mensurable y otras lo fortalecen.
A medida que un virus se vuelve más apto, competirá con los virus menos aptos, y Delta no es la primera variante que ha vencido a sus predecesores y competidores en ciertas áreas. Existe la variante Alpha que primero se convirtió en dominante en Gran Bretaña y la variante Gamma que primero se convirtió en dominante en Brasil. Tales cambios no son exclusivos del coronavirus. El aumento de la aptitud viral ocurre durante cada temporada de influenza y es por eso que algunas variantes de la influenza pueden circular más ampliamente que otras.
El hecho de que una variante desplace a otra no significa necesariamente que sea más infecciosa o más mortal para las personas que se infectan con ella. Como ha sucedido durante el último año y medio, el comportamiento humano es mucho más importante para dar forma al curso de la pandemia que cualquier otra variante.
Determinar qué impacto tiene una mutación determinada requiere una investigación de laboratorio sustancial. A veces, las primeras conclusiones sobre una mutación en particular pueden ser incorrectas. Cada vez que se identifica un nuevo cambio en la proteína de pico, muchos expertos suponen que la variante es más virulenta y “preocupante”. Pero no se ha probado rigurosamente si alguna variante es biológicamente más transmisible o causa una enfermedad más grave.
Una variante podría considerarse más contagiosa porque constituye una mayor proporción de nuevas infecciones. Delta es ahora la variante más común en India y Gran Bretaña, y representa más del 90 por ciento de los casos nuevos y más del 20 por ciento de las nuevas infecciones en los Estados Unidos. No todos los virólogos, incluyéndonos a nosotros, estamos de acuerdo en que medidas como esta sean suficientes para declarar una variante más transmisible o más contagiosa. Lo que está claro es que Delta puede ser la variante más dominante por ahora.
Cambios en las actividades de las personas contribuyen al aumento de infecciones –como el viaje, no usar tapabocas y no cumplir el distanciamiento social, y lo más importante en este momento, la insuficiencia de las vacunas– y estas con frecuencia no son consideradas en la discusión pública de las variantes.
Las enormes cifras de infección en India, Nigeria y otros lugares no se deben necesariamente a una variante en particular, sino en gran parte a las medidas de contención incumplidas y a las poblaciones hacinadas con infraestructuras de salud pública deficientes.
Lo que es importante entender es que es esencial vacunarse. Las vacunas contra el coronavirus que se han desarrollado son muy efectivas para prevenir enfermedades graves y la muerte causadas por todas las variantes, incluida Delta. Es posible que las vacunas no siempre prevengan las infecciones, pero tienen un impacto sustancial en la reducción de la propagación del virus y el riesgo de problemas de salud graves. Las personas que no están vacunadas corren un gran riesgo de infección y daño por cualquier variante del coronavirus.
Durante una pandemia, una época de incógnitas, la gente quiere respuestas inmediatas a la pregunta, ¿qué significa esta mutación? Proporcionar las respuestas correctas puede requerir años de investigación. Por ahora, hay poca evidencia de que el virus se encuentre en una trayectoria interminable de mayor transmisión y virulencia. Las vacunas de hoy todavía pueden poner fin a esta pandemia