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Los expertos en epidemiología y la comunidad médica en general se han cansado de explicar al mundo, en todos los idiomas y por todos los medios posibles, que, mientras no esté vacunado por lo menos el 70 % de la población, no tendremos el ambicionado “efecto rebaño”, con el cual es posible derrotar la presente pandemia.
Los gobiernos mundiales, haciendo eco a la urgencia de este llamado de la comunidad científica, han hecho grandes esfuerzos por obtener suficientes vacunas para que la población mundial tenga acceso, lo más rápido posible, a alguna de las múltiples vacunas que han sido aprobadas para combatir el covid-19.
A pesar de todos los esfuerzos hechos, hoy, a ocho meses de comenzada la vacunación, el 70 % de la población no se ha vacunado en ningún país, a excepción de Israel. ¿Por qué? Aunque ustedes no lo crean, porque muchos se niegan a aplicarse la vacuna.
Desgraciadamente, la negación de algunos a vacunarse nos condena a todos a seguir en las garras de una pandemia, que amenaza nuestras vidas y pone en riesgo de colapso a las economías de las que depende nuestra manutención y sustento. ¡Qué irresponsabilidad!
Hoy, más del 80 % de los contagiados que están llenando las camillas disponibles en los hospitales, y, peor aún, las de cuidados intensivos, son personas sin vacunar, muchas de ellas, simplemente, ¡porque no les dio la gana! Todos los días las noticias traen entrevistas con algunos enfermos críticos arrepentidos de no haberse vacunado.
Hace unos días, esperando una cita médica en un hospital en Miami, la encargada de citas me preguntó si yo estaba vacunada. Respondí afirmativamente. Ella, retadora, me dijo: “Pues yo no me vacunaré por ningún motivo. Este no es un país comunista, aquí nadie me puede obligar a hacerlo. Yo solo hago lo que me da la gana”; luego, para rematar, afirmó: “tampoco dejaré vacunar a mi madre, de 90 años”. Su furia, su miedo y su insensatez me impactaron. Esto en un hospital, donde todos los días ella atiende a docenas de pacientes, de los que se puede contagiar o a los que puede contagiar
En Colombia, muchos de los maestros pertenecientes a Fecode se han negado a vacunarse, poniendo en riesgo sus vidas, las de sus familiares y las de los niños a los que enseñan. ¿Cuál es su excusa? Seguramente, esta es una de sus maneras de crear caos en el sistema educativo colombiano. Muchos han pretendido volver esto un tema político. ¡Absurdo! La vacunación es un tema de salud, no político. Este no es un tema de derecha o izquierda. Cuando de salud se trata, la muerte no respeta ideas políticas. ¡Por favor, vacúnense!