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Columnistas | PUBLICADO EL 26 noviembre 2022

Oro blanco

Lograr las metas globales de reducción de emisiones de gases efecto invernadero, requiere, en el muy corto plazo, un incremento en la extracción de minerales metálicos y tierras raras.

Por Diego Mesa Puyo * - redacción@elcolombiano.com.com

Una realidad ineludible, de la que muy poco se habla, es que la transición energética no es posible sin minería. Lograr las metas globales de reducción de emisiones de gases efecto invernadero, requiere, en el muy corto plazo, un incremento significativo en la extracción de minerales metálicos y tierras raras. Sin embargo, como todos los grandes desafíos, este presenta también una enrome oportunidad, de la cual Colombia puede resultar beneficiada.

La masificación de las energías renovables no convencionales y la movilidad eléctrica han convertido al litio en uno de los metales más apetecidos en los últimos años. El precio del carbonato de litio, el material utilizado, entre otras aplicaciones, para fabricar baterías recargables para almacenar energía eléctrica, se disparó durante este año, pasando de un precio promedio de 14.000 dólares por tonelada en 2017 a más de 80.000 dólares por tonelada en 2022. Adicionalmente, consultoras especializadas estiman que, con las proyecciones de crecimiento de energías limpias pero intermitentes, las cuales requieren de baterías para garantizar un suministro de electricidad continuo, y el crecimiento exponencial de vehículos eléctricos en circulación, la demanda mundial de litio podría aumentar de 600.000 toneladas anuales en 2022 a más de 2,4 millones de toneladas en 2030. Y aunque el litio es un mineral relativamente abundante, la oferta actual a duras penas puede abastecer la demanda. Según un artículo de la reconocida revista inglesa, The Economist, hoy solo existen en el mundo diez minas que pueden extraer el litio con las calidades requeridas para fabricar baterías eléctricas, por lo tanto, hay una carrera global por encontrar depósitos competitivos para construir minas adicionales y satisfacer la demanda futura.

Aproximadamente dos tercios de las reservas mundiales de litio que hoy se conocen están ubicadas en las llanuras que se extienden a ambos lados de los Andes en Argentina, Chile y Bolivia, las cuales se conocen en el sector minero internacional como el “triángulo de litio”. Se estima que Bolivia tiene hoy los mayores recursos de litio del mundo, con más de 20 millones de toneladas, pero a pesar de múltiples iniciativas aún no logra poner en marcha la producción. Chile, por su parte, fue el principal productor hasta 2017, año en el que fue superado por Australia, que hoy lidera el ranking de países exportadores de litio. Finalmente, se estima que Argentina tiene unas reservas significativas, solo superadas por las bolivianas, y varias empresas han venido incrementando sus inversiones en nuevas exploraciones, a la vez que el país ha aumentado la producción en los últimos años.

Aunque en Colombia la exploración de litio todavía es incipiente, esta es una tarea en la que el país se debe enfocar de manera acelerada. Al igual que los grandes yacimientos de cobre, que inician en Chile y se extienden por Perú y el occidente colombiano hasta llegar a Panamá, es muy probable que la Orinoquía y nuestro piedemonte llanero alberguen cantidades importantes de litio. Por el lado de la demanda, la aceleración de la transición energética mundial garantizará la entrada de nuevos productores a este creciente y lucrativo mercado

*Miembro Distinguido Visitante del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia en Nueva York

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