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Mi generación creció con la visión de una Antioquia grande, hecha a pulso por personas pujantes, trabajadoras y honestas. Una región en la cual la construcción colectiva fuera, por naturaleza, una ventaja competitiva para los antioqueños. Cómo no recordar el estudio Monitor que influenció bastante la visión estratégica de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, la recordada Visión Antioquia Siglo XXI que dicta: “Antioquia será la mejor esquina de América justa, pacífica, educada y en armonía con la naturaleza”. La cual, a su vez, dio vida al Plan Estratégico de Antioquia -Planea-. Brújula de varios gobiernos departamentales que orientaron sus planes de desarrollo bajo sus lineamentos. Dando lugar a una época de visionarios pensadores como Gilberto Echeverry, Guillermo Gaviria C., Nicanor Restrepo S., Beatriz Restrepo, por mencionar algunos que orientaron nuestra región con decisión y firmeza. Qué épocas, qué falta hacen en momentos de incertidumbre como los que hoy vivimos.
Ya desde Planea se advertía, con preocupación, el modelo macrocefálico de Antioquia concentrado en el Valle de Aburrá, esto, gracias a la economía de aglomeración y dinámica competitiva de Medellín y sus municipios circundantes. Hoy, diferentes condiciones, como las oportunidades de empleo formal, mejor educación y un sistema de salud robusto ha logrado que gran parte de las subregiones de Antioquia pierdan una diáspora de sus habitantes durante los últimos 50 años. Las cifras son contundentes. Desde 1963 en regiones como el Suroeste la población ha disminuido en más del 40 %. Esto porque miles de jóvenes han migrado en búsqueda resolutoria de las variables anteriormente mencionadas. Estas realidades, sumado a los altos niveles de trabajo informal, que no garantizan escenarios de seguridad hacia el futuro, hacen que gran parte de las subregiones pierdan parte sustancial de sus capacidades para generar mayor dinamismo y bienestar, al igual que debilita un sector empresarial que sustente altos niveles de empleabilidad.
En buena hora el alcalde de Jericó, conjuntamente con la Fundación Berta Arias y gracias a los estudios realizados por ECSIM y Projericó, plantea el primer estudio conceptual de lo que debería poder ser la semilla de una nueva centralidad en Antioquia. Esta idea pretende establecer en las tierras de Berta Arias un hospital de mediana y alta complejidad que atienda y conecte en red más de 12 municipios que se encuentran a menos de 40 minutos y a orillas del río Cauca, entre La Pintada y Bolombolo. Al hospital se sumaría un centro de educación terciaria. De esta manera el Suroeste podría disminuir el flujo de personas hacia el Valle de Aburrá y recuperaría un liderazgo histórico que lo ha caracterizado.
Si los alcaldes se sintonizan alrededor de este proyecto y orientan sus Estudios de Ordenamiento Territorial –EOT–, en este sentido, se podría generar una economía de aglomeración en medio de una vía 4G, que conectaría las poblaciones del Eje Cafetero y el Área Metropolitana de Medellín. Una zona que además está equidistante a los puertos de Buenaventura y Urabá.
Si la región logra sincronizar el crecimiento turístico, las dinámicas agropecuarias y la minería, estoy seguro se convertiría en una de las más prósperas del país. Una discusión sosegada y con datos consolidaría una gran oportunidad para que juntos desarrollemos una nueva plataforma de oportunidades, donde todos ganemos, sobre todo los habitantes del Suroeste antioqueño