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No te quedes callada

Ahora entiendo que la necesidad de quedarme callada no era buscando proteger a quienes me rodeaban, nada más falso que eso. Me quedé callada para protegerme a mí”.

03 de agosto de 2023
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  • No te quedes callada

Por Catalina Rengifo Botero - JuntasSomosMasMed@gmail.com

No sé de donde surgió la necesidad de quedarme callada, quizás la misma estaba albergada en ese lugar de mi corazón que me pide ser quien cuide a los demás, esa niña que no me permite levantar la mano para pedir ayudar cuando soy yo quien la necesita.

En todo caso, con la excusa de querer cuidar a quienes nos amaban, me quede callada y durante 7 años de tratamientos, de negativas, de corazones rotos, de sentir el fracaso, vivirlo y aprender a convivir con la esperanza que se apaga y la realidad que ilumina el cuarto en donde estamos, nunca me permití gritar lo que el corazón sentía, cuando levanté la mano fue sutil y quienes estaban a mi lado jamás dimensionaron el maremoto que tenía adentro.

Esas lágrimas que no corrieron por mi cara, sino que lo hicieron por mi garganta, me dejaron con un problema de tiroides precisamente por no hablar de lo que me estaba pasando. Hoy, casi 4 años después, cuando las heridas están sanando, cuando la certidumbre de los para qué elimina los porqués, es que logro comprender la magnitud de las palabras de Edith Eger en su libro La bailarina de Auschwitz: “Cuando ocultamos a la fuerza nuestra realidad y nuestra historia, los secretos pueden convertirse en traumas, en prisión”.

Ahora entiendo que la necesidad de quedarme callada no era buscando proteger a quienes me rodeaban, nada más falso que eso. Me quedé callada para protegerme a mí, mi silencio fue una coraza que me apartó de quienes podrían haberme dado una mano; esa coraza era para protegerme de una sociedad que nos enseñó que sentirnos mal está mal, que la vulnerabilidad no es buena y que pedir ayuda es sinónimo de una debilidad que nos hace menos.

Afortunadamente los tiempos cambian y los nuevos amaneceres han traído líderes como Brene Brown, que nos invita a reflexionar sobre la vulnerabilidad, su fortaleza y su impacto en el liderazgo, o canciones como la de Karol G que nos grita al oído que “...está bien no sentirse bien, es normal, NO es delito...” Ya no hay necesidad de quedarme callada, ahora me permito levantar la mano, abrir mi corazón y pedir ayuda.

Nuestra realidad y nuestra historia son parte de nosotros, pero cuando los ocultamos, los secretos se vuelven una carga. Estos traumas nos atrapan y nos impiden avanzar, nos limitan y nos impiden ser libres. No podemos permitir que los secretos nos encadenen, debemos abrirnos y compartir nuestra verdad para liberarnos de la prisión que nos hemos creado. La prisión la creas tú, ¿cuándo serás libre?.

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