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Por Natalia González* - Comunicaciones.wic@womeninconnection.co

¿Privilegio masculino? La otra cara de la historia

hace 7 horas
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  • ¿Privilegio masculino? La otra cara de la historia

Por Natalia González* - Comunicaciones.wic@womeninconnection.co

Nos acostumbramos a hablar de equidad de género como si fuera un asunto o problema de mujeres, pero la verdad es que hay grandes costos invisibles que están pagando los hombres. Y lo hacen en silencio.

El mandato masculino —ese guion social que define lo que “debería ser un hombre”— les exige ser proveedores abundantes, sostener familias sin mostrar cansancio, acumular poder sin exhibir vulnerabilidad. Les prohíbe llorar, dudar, pedir ayuda. El resultado es una jaula de cristal: invisible, pero igual de restrictiva a las que enfrentan las mujeres.

Los datos no mienten: En América Latina, los hombres viven en promedio cinco años menos que las mujeres. Según la OPS, tienen tasas hasta cuatro veces más altas de suicidio y lideran las estadísticas de muertes por enfermedades prevenibles asociadas al estrés, al consumo de alcohol y a la violencia. El “privilegio masculino”, cuando se mira de cerca, tiene un costo altísimo en salud mental, física y emocional.

En el ámbito corporativo, la trampa es similar. El ideal del ejecutivo “24/7 disponible” los empuja a jornadas interminables, a sacrificar vínculos familiares y a reducir el cuidado a “hacer favores” de manera ocasional. Paradójicamente, ese mismo modelo erosiona la productividad que pretende defender: estudios de la OCDE muestran que los países donde los hombres participan activamente en el cuidado presentan mayores niveles de innovación, bienestar y competitividad económica.

Pero seguimos midiendo la equidad solo en función de cuántas mujeres llegan a la cima. Esa narrativa parcial deja intactas las cargas que sostienen los hombres y nos impide ver que la equidad integral es una necesidad sistémica. Porque no se trata de “favores a las mujeres”, sino de rediseñar nuestra sociedad permitiendo que hombres y mujeres vivan vidas más largas, sanas y plenas.

¿Qué pasaría si la verdadera revolución de la equidad fuera liberar también a los hombres? Liberarlos de la soledad emocional que se traduce en depresión no diagnosticada. Liberarlos de la expectativa de que el éxito profesional es su único KPI de valor. Liberarlos del mandato de “ser fuertes” incluso cuando la presión los está quebrando por dentro.

La vulnerabilidad, lejos de ser debilidad, puede convertirse en una ventaja competitiva. Los líderes que se permiten hablar en primera persona, reconocer tensiones y compartir responsabilidades inspiran confianza, atraen talento diverso y generan culturas organizacionales más resilientes. Ese es el tipo de liderazgo que las nuevas generaciones esperan.

El costo oculto del mandato masculino no es solo personal, es colectivo. Afecta la productividad de las empresas, la sostenibilidad de nuestras economías y la cohesión de nuestras sociedades. Romperlo no será fácil: requiere rediseñar políticas de cuidado, incentivar la corresponsabilidad y, sobre todo, abrir conversaciones incómodas.

Hablar de equidad de género hoy es hablar de todos nosotros. Y aceptar que, si queremos construir un futuro sostenible, necesitamos liberar a los hombres de las cadenas invisibles que también los atan. La verdadera equidad empieza cuando entendemos que nadie gana en una sociedad que obliga a unos a cargar en silencio y a otras a cargar en exceso.

*Gerente general Women In Connection

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Por Natalia González* - Comunicaciones.wic@womeninconnection.co

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