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Me encuentro en una dicotomía, por un lado, debo confesar que me encanta y la he cantado a grito tendido la nueva canción de despecho femenino, fui de las primeras en aplaudir el acto de iluminación de la artista, quien viéndose en una situación señalada, vulnerable y herida cual loba salió a defenderse y organizo a medio mundo en torno al odio que ella sentía por quien le había causado tanto dolor. Pero, por el otro lado, me preocupa en cada fibra el mensaje de las canciones. No porque considere que el ex sea una buena persona, lo que me preocupa es el mensaje y la validación que crea en relación con la venganza.
Hay quienes me han dicho que la justificación de las composiciones se encuentra en el hecho de que esa es la forma que tiene la artista de expresarse, eso lo entiendo. Ahora, me pregunto y si estuviéramos hablando de Mohamed Ali, quien, en un momento de rabia, se encarniza a golpes con su pareja porque le ha sido infiel, ¿Podríamos justificarlo? Al final si cantar es el arte de la artista golpear es el arte del boxeador ¿o no?
Según un reciente informe de la ONU, nuestro país es uno de los países en América latina con mayor casos de ciberbullying. El 27% de los niños y adolescentes indica que en algún momento de su vida han sufrido ataques en línea y ¿Qué tiene que ver esto con las canciones? Todo. Mientras que por un lado existen múltiples campañas en donde les decimos a los niños que no está bien el matoneo, que postear en línea atacando, hiriendo o denigrando a una persona no es indicado, por el otro cantamos a todo pulmón una canción que busca exactamente eso y nos excusamos que está bien porque esa era la forma en la que la artista gestionó sus sentimientos. Me pregunto entonces, si la canción fuera escrita por una estudiante de colegio y el chico al que se refiere fuera su hijo, ¿la cantaría con el mismo ahincó que hoy lo hace?
Adicional a lo anterior, recientemente aprendí que el porcentaje de hombres que se suicidan en Colombia es casi del 80%, al parecer una de las razones es la imposibilidad que se genera en la gestión de los sentimientos cuando les decimos: Los hombres no lloran... me pregunto el impacto que pueda tener en la gestión de los sentimientos de miles de mujeres cuando les gritamos que las mujeres ya no lloran... las mujeres facturan. Como quien dice apure niña no haga su luto, no sienta, más bien trabaje y facture.
Regreso a mi punto de partida, la dicotomía me tiene presa, esta doble moral de vitorear una canción y cantarla con el corazón (repito la canción me gusta) y al mismo tiempo esta preocupación de ver en la misma una fuerza que atraviesa y permite pensar que la venganza, es una salida valida, en palabras de Ghandi: “Ojo por ojo y todos terminaremos ciegos”