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Columnistas | PUBLICADO EL 03 octubre 2022

Medellín: niñez en riesgo

El informe refleja más dolores: la cifra de niños con desnutrición crónica en Medellín es la más alta en ocho años; sin embargo, si miramos el ejemplo de ciudades como Bogotá, se ve que sí se puede reducir.

Por María Bibiana Botero C.*

Así lo dijo Medellín Cómo Vamos en su reciente informe de calidad de vida sobre primera infancia (2021). Los resultados son duros, revuelcan emociones y prenden alarmas. La desprotección y la vulnerabilidad de los niños se explican, de acuerdo con el estudio, por los coletazos que dejó la pandemia y que afectaron la generación de ingresos de las familias, en especial de las mujeres, por el alto costo de los alimentos y también por los vacíos en la gestión pública del Icbf y del programa Buen Comienzo de la alcaldía de Medellín.

La radiografía: niños que ingresan tarde a transición, participan menos en procesos de lectura de la red de bibliotecas, menos mamás en período de gestación con un mínimo de controles prenatales. Además, aumentó el número de menores con bajo peso al nacer, y cada vez menos niños menores de un año tienen el esquema completo de vacunación.

El informe refleja más dolores: la cifra de niños con desnutrición crónica en Medellín es la más alta en ocho años; sin embargo, miremos el ejemplo de ciudades como Bogotá, que logró reducir esos números gracias a una gestión coordinada de la alcaldía con el Icbf, con las mismas condiciones de postpandemia y de encarecimiento de los alimentos. Es decir, se puede.

El médico José Betancur, presidente del capítulo Antioquia de la Sociedad Colombiana de Pediatría, lo dijo claro: “el cerebro se desarrolla en un 97 % en los primeros dos años de vida. Si no tenemos un niño bien nutrido, este tendrá menos capacidad de respuesta a las interacciones sociales y estará más expuesto a enfermedades infecciosas, lo que significa mayores probabilidades de hospitalización”.

Y es que, a pesar de contar con mayor presupuesto en Medellín para la primera infancia, hoy se atiende a menos niños y mamás: en 2019, con $ 162 mil millones, Buen Comienzo apoyó a 97 mil beneficiarios, mientras que en 2021 fueron 93 mil beneficiarios, con $ 200 mil millones. Hay más plata, pero menos beneficiarios.

Hay que actuar: Icbf y gobierno local deben encontrar los hogares que más necesitan la atención. Es una tarea esencial: cuidar a nuestros niños, darles oportunidades, salud, alegría y ayudar a que sus anhelos se hagan realidad.

Es necesario mejorar la modalidad familiar de Buen Comienzo para atender a más mamás y niños menores de dos años. En Medellín, la mitad de las familias tiene a la mujer como jefe del hogar. Mujeres trabajadoras, valientes, con cientos de sacrificios, pero también de esperanzas que hay que acompañar y atender. Para eso son los recursos públicos: para servir.

Lo han dicho los especialistas y las familias lo deben sentir cuando miran a sus hijos, los abrazan, cuando ven que sus sueños se esfuman porque las consecuencias para el desarrollo humano y material de esos niños que están desatendidos, en desnutrición crónica o en riesgo, sin vacunación, sin dolientes, son irreversibles.

Nuestros niños son más que cupos, cifras frías o estadísticas. Asegurémosles una infancia digna y bonita. Son ellos los que merecen más nuestro respeto, amor y futuro.

* Presidente ejecutiva de Proantioquia.

Proantioquia

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