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Por María Adelaida Saldarriaga - Comunicaciones.wic@womeninconnection.co

El precio del éxito: ¿Estamos condenados al agotamiento?

El filósofo nos invita a cuestionar el paradigma actual, donde el éxito se mide únicamente en términos de eficiencia y actividad constante

19 de marzo de 2025
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  • El precio del éxito: ¿Estamos condenados al agotamiento?

Por María Adelaida Saldarriaga - Comunicaciones.wic@womeninconnection.co

En un mundo obsesionado con la productividad, el cansancio se ha convertido en una epidemia silenciosa. En su libro La Sociedad del Cansancio, el filósofo Byung-Chul Han explora cómo la cultura del rendimiento ha transformado la libertad en una carga insoportable, llevando a la autoexigencia extrema y a un desgaste emocional que afecta a millones.

Según Han, ya no vivimos bajo la opresión de una autoridad externa, sino en un contexto en el que el poder se interioriza. La presión por ser siempre productivos nos impulsa a autoexplotarnos, culpando a factores externos o a la suerte por nuestros logros, mientras ignoramos el impacto negativo de esta cultura en nuestra salud mental. La era digital, con sus notificaciones constantes y la interminable conexión a redes sociales, ha difuminado las fronteras entre lo profesional y lo personal, empujándonos a una carrera sin línea de meta.

El filósofo nos invita a cuestionar el paradigma actual, donde el éxito se mide únicamente en términos de eficiencia y actividad constante. Esta mentalidad, en apariencia prometedora, encierra un precio muy alto: la pérdida del bienestar emocional y la capacidad de disfrutar de momentos de pausa y reflexión. El agotamiento no es solo físico, sino también espiritual, y se traduce en una desconexión con nosotros mismos y con el entorno.

Frente a este panorama, se hace imperativo replantear nuestras prioridades. ¿Qué ganamos al sacrificarnos en aras de una productividad incesante? La respuesta de Han es clara: estamos renunciando a una parte esencial de la vida, a la creatividad y a la capacidad de imaginar futuros diferentes. El descanso, lejos de ser una debilidad, es el motor de la innovación y la fuente de la verdadera resiliencia.

En tiempos en que la competitividad y la tecnología nos empujan a estar siempre en alerta, es fundamental recordar que la lentitud y la contemplación pueden ser estrategias poderosas para contrarrestar el ritmo frenético de la vida moderna. Permitirse desconectar, revaluar y reconectar con lo que realmente importa, puede abrir el camino hacia una existencia más equilibrada y plena.

El llamado de Han es, en definitiva, una invitación a redescubrir el valor del ser por encima del hacer. No se trata de renunciar a la productividad, sino de encontrar un equilibrio que nos permita avanzar sin sacrificar nuestro bienestar. La sociedad del cansancio es un síntoma de un sistema que exige mucho y ofrece poco en términos de satisfacción y calidad de vida. Reconocerlo es el primer paso para transformar la realidad y construir una cultura en la que el éxito no se mida únicamente por la actividad, sino también por la capacidad de disfrutar del camino.

En este sentido, la reflexión de Byung-Chul Han nos desafía a repensar nuestras prioridades y a revalorizar el descanso como un derecho fundamental en la búsqueda de una vida verdaderamente rica y significativa.

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Por María Adelaida Saldarriaga - Comunicaciones.wic@womeninconnection.co

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