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Amable lector: en una ocasión escuché decir a alguien que cuando falta el agua, con un vaso lleno alcanza para bañarse y sobra para lavarse los dientes. Este comentario lleno de sabiduría nos permite hacer algunas reflexiones sobre el dinero.
En las familias adineradas, al morir los padres, los hijos reciben la herencia, en muchos casos por valores importantes. A los pocos años algunos la han aumentado, otros por el contrario están más pobres. Esto da lugar a más de uno para decir: claro, por sinvergüenzas. Sin embargo, no siempre es por el vicio. La verdad es que muchas personas no tienen criterio para manejar el dinero. Algunas gastan más de lo debido, otras por ayudar al prójimo o por emprender negocios que no conocen pierden todo o buena parte de sus bienes.
Colombia es un país con numerosos hijos, unos pocos poseen mucho y otros casi nada. El Estado cada año recibe una herencia representada en los ingresos tributarios, rendimientos financieros y una porción importante de préstamos.
En el año 2020 el Presupuesto Nacional es de $271 billones. Estos dineros se entregan a la Contraloría, Fiscalía, Procuraduría, ministros, gobernadores, alcaldes y otros. Algún curioso quizá se pregunte si estas personas además de tener el conocimiento del cargo que desempeñan, poseen el criterio, la prudencia y la desconfianza, para que estos billones de pesos tengan un buen uso y lleguen a los más desprotegidos.
De igual manera que los virus matan a los seres humanos, el deficiente manejo de los dineros públicos y la corrupción impiden a millones de colombianos tener una vida más digna. Si el jefe del Estado y sus colaboradores, pusieran el mismo empeño en combatir estos males, como lo han hecho con el virus, muchos niños no morirían y tendrán un futuro más risueño.
El despilfarro del dinero en las ramas del sector público es un hecho cierto. Entre otras, la educación, las fuerzas armadas, la salud, la justicia, las obras públicas, gobernaciones y alcaldías. De igual modo, es evidente el pobre desempeño de las entidades de control que parecen sufrir de un problema de la visión, pues las cosas grandes casi nunca las ven.
El número de funcionarios deshonestos, incluyendo el sector privado, superan por mucho los afectados por el coronavirus. Para evitar que los demás se contagien, la única vacuna efectiva es aislar a los primeros en prisión durante largos años, pues casi nunca se recuperan.
De otra parte, quienes se aprovechan de esta calamidad para obtener beneficios económicos, deben ser sancionados de manera ejemplar; entiendo que en China el castigo es la pena capital.
P.D. Mientras se lucha por evitar que mueran más personas por el virus, los hospitales y clínicas afrontan una difícil situación por la ausencia de pacientes. ¡Cuidado con estas entidades que también estiran la pata!
Por cada 100 muertos en España, Francia o Italia en Colombia perecen menos de dos y en Antioquia el 0,0002. Prolongar la apertura hará más difícil superar los estragos que irremediablemente se causarán.