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Columnistas | PUBLICADO EL 15 enero 2021

“Los libros, los paraguas y las mentes solo sirven si los abres”

Por Agostinho J. Almeida@Agos_Almeida

Para muchos de nosotros, 2021 representa un año de esperanza. Varias vacunas contra Covid se están empezando a aplicar en diferentes países del mundo, incluido Colombia; otras están terminando las últimas fases de desarrollo. Las cosas definitivamente parecen ir por un camino afortunadamente diferente. Pero aún así, 2021 será un año de muchos desafíos en todo el mundo. La pandemia de Covid no ha terminado. Las personas todavía se enferman y mueren (en muchos países incluso con mayor frecuencia) y la capacidad que tiene la infraestructura de salud para responder es limitada. Desde la reactivación económica hasta el mantenimiento de la paz, los gobiernos, las sociedades y los líderes de diferentes países y culturas deben encontrar bases comunes para apuntar a objetivos, si no iguales, al menos muy similares. Y, como hemos visto en las últimas semanas, siguen ocurriendo aglomeraciones y celebraciones públicas; creo que jamás hemos requerido tanto de ciudadanos inteligentes.

Horace Mann, un reformador de la educación estadounidense del siglo XIX y un defensor de la educación como un componente clave para el desarrollo social, dijo una vez: "Siéntete avergonzado de morir hasta que hayas obtenido alguna victoria para la humanidad". Aunque parece referirse a grandes acciones que mueven el mundo, es importante llamar la atención para el hecho de que incluso los más pequeños actos o comportamientos pueden generar un gran cambio (el concepto de “efecto mariposa” y su posible impacto no lineal me ha parecido siempre fascinante). El mensaje principal debe ser que todas nuestras decisiones y acciones -personales o colectivas- sin importar su dimensión, tendrán un impacto en nuestra capacidad de recuperación como sociedad después de estos años y, sobre todo, pensando en preparar el futuro.

También es un momento para un sentido de urgencia de logro. Como seres humanos, este es uno de los principales impulsores de estar vivo: la carrera contra el tiempo o el miedo a la muerte (para varios, el miedo a lo desconocido). Para mucha gente, dejar una huella en el mundo es un factor determinante en su forma de vivir. Para algunos se refiere a construir familia, tener hijos (finalmente, poder dejar nuestro ADN en el mundo sigue siendo un factor importante en el sentido de supervivencia como seres vivos) o desarrollar patrimonio; para otros, desarrollar conocimiento, ayudar a los demás o simplemente vivir en paz en la sociedad.

Hoy, más que nunca, es el momento de concentrarse y tratar de generar un cambio transformador. Esto es, como ocurre con tantas otras cosas, más fácil de decir que de hacer. Para lograr este cambio, necesitaremos utilizar todo el poder del conocimiento acumulado a lo largo del tiempo, la ciencia y la tecnología que continuamente se sigue desarrollando y toda nuestra humanidad. El otro día vi esta frase (en realidad no recuerdo de quién): “los libros, los paraguas y las mentes solo sirven si los abres”. Sencillo, con un toque de ironía, el mensaje me parece claro: hay que acceder al conocimiento para poder usarlo de forma consciente y mantenernos abiertos al cambio. Y para esto, la educación seguirá siendo uno de los elementos transformadores más valiosos en la sociedad

Agostinho J. Almeida

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