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Por Azucena Restrepo Herrera *
arestrepo@proantioquia.org.co
Para el año 2019, la Organización Internacional del Trabajo midió el desempleo juvenil para el mundo en 12,7 %, para América Latina en 17,6 % y para Colombia en 19,2 %. Más de 100 millones de jóvenes en el mundo viven con menos de 2 USD al día. Este panorama señala la urgencia mayúscula de atender sus necesidades y oportunidades. Sus expresiones individuales y colectivas claman por mayor bienestar, inclusión y presentes y futuros más prósperos.
En nuestro país, la construcción de acuerdos que se iniciarán a escala regional y local para la construcción de los planes de desarrollo territoriales, en enero del 2020, hace necesario proponer acciones que aceleren el cambio para la inclusión de la comunidad joven. La suma de capacidades públicas, privadas y civiles, coordinadas adecuadamente, viabilizarían la ejecución de las transformaciones que la sociedad joven espera:
(i) Una transformación en la educación, que considere ambientes de aprendizaje fascinantes, pedagogías que capturen el interés de los jóvenes y desarrollen integralmente sus competencias sociales, emocionales y productivas; con apoyos que asistan eficazmente a aquellos que lo requieran y estímulos enfocados en el éxito de todos y no solo de quienes más capacidades acopian.
(ii) Una transformación empresarial, que brinde oportunidades tempranas de vinculación, articuladas con posibilidades de educación terciaria, en ambientes que propicien el desarrollo de habilidades para alcanzar la productividad esperada y a su vez la mejor expresión de los talentos. Organizaciones que busquen y promuevan un equilibrio responsable y racional entre la producción y el consumo, con la conciencia puesta en los recursos del planeta para el bienestar de las generaciones futuras.
(iii) Una transformación en la participación ciudadana, con escenarios de escucha diversos y diálogos transdisciplinarios y heterogéneos para la construcción de modelos de solución a los problemas más apremiantes.
(iv) Una transformación en el ejercicio de la política, sin cabida para la corrupción, el clientelismo y la malversación. Con organizaciones públicas capaces de agrupar intereses amplios y con una visión clara del futuro de las ciudades y las comunidades rurales.
(v) Una transformación del bienestar y el cuidado, que posibilite llevar vidas largas en plenitud de condiciones físicas, emocionales y espirituales.
El actual Plan Nacional de Desarrollo, Pacto por Colombia, promete una agenda de iniciativas que responden a varias de estas oportunidades, pero se hace apremiante que tengan más celeridad y propongan un futuro esperanzador. Objetivos del Ministerio de Educación y del Sena, como la doble titulación de 600 mil bachilleres, con competencias técnicas en cuarta revolución industrial, energías renovables, emprendimiento y empresas creativas; 320 mil jóvenes con financiación para la educación superior y la vinculación laboral de más de 620 mil a través del servicio de empleo, están contenidas en el plan de desarrollo. Los planes locales y regionales que comienzan a construirse a partir del 1 de enero de 2020 deben potenciar y acelerar el logro de estas metas además de ayudar a cumplir las aspiraciones de nuestros jóvenes en otros aspectos de su vida individual y colectiva.
* Presidenta Ejecutiva de Proantioquia.