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Columnistas | PUBLICADO EL 03 agosto 2021

Los avances de la genética

Por: Hernán González Rodríguez

El prestigioso diario estadounidense The Washington Post publicó el pasado 14 de junio un gran artículo titulado: A new age of genetic screening is coming – and we do not have rules for it. Una nueva era de examen genético se aproxima y no tenemos reglas para ello. Autor: el profesor de Princeton y respetada autoridad sobre el tema, señor Dalton Conley. Traduzco, a continuación, algunos párrafos del extenso, complejo y novedoso artículo.

“Después de que haya terminado la crisis de los bebés por el coronavirus y retornen a estar en auge las clínicas de fertilidad, un número cada vez mayor de nuevos padres traerán a casa una generación de bebés preseleccionados para rendir mejor en la escuela o en el baloncesto, o para resistir enfermedades cardíacas, o para tener menos posibilidades de contraer una esquizofrenia”.

“Puede que no sea frecuente aún, pero la capacidad para examinar embriones para asegurar cualquier número de rasgos está aquí ahora y mejorando día tras día. En el nuevo mundo de predicción genética que describo no se trata solo de seleccionar bebés por medio de la fertilización in vitro, sino que bien podría implicar, además, que las compañías de seguros de vida nos froten la mejilla para emitirnos una póliza o que los preescolares y las universidades anoten nuestro ADN como parte del proceso de admisión”.

“Pero con esta nueva tecnología surgen innumerables preguntas éticas como: ¿Es la selección de embriones algo bueno o malo o ambas cosas a la vez? ¿Cómo equilibraremos las posibles desigualdades creadas por las posibles vidas salvadas o mejoradas? ¿Cómo evitaremos que la genética se convierta en parte de nuestras vidas?

Apremia para responderlo, convocar en forma urgente, un debate público sobre la vida en la era del análisis genético preventivo, con el fin de evitar que nosotros como sociedad vayamos a terminar en algún lugar en el que nunca planeamos estar”.

“El debate requerido girará alrededor de las puntuaciones poligénicas o PGS. Un puntaje PGS es un solo número que resume una influencia genética medible de un rasgo dado, algo así como una calificación de colegio para nuestros genes. Todos tenemos PGS para la altura, la depresión, la diabetes, la capacidad cognitiva y el tono de piel, solo para nombrar algunas puntuaciones. De hecho, los científicos pueden calcular hoy un PGS para cualquier rasgo o condición que puedan medir. A la fecha, la puntuación poligénica (PGS) más precisa se relaciona con la altura y puede predecir la estatura adulta con una pulgada de margen de error”.

“Para generar datos que puedan servir como punto de partida para un debate más sólido, afirma Conley, dirigí un equipo de investigadores de las Universidades de Princeton y de Chicago en la realización de una encuesta representativa a nivel nacional entre 1.457 estadounidenses, para evaluar la aceptación del público sobre el uso de los puntajes poligénicos en medicina, en educación y en numerosos temas adicionales”.

“Nos sorprendieron los resultados: el 91% de los encuestados declaró moralmente incorrecto juzgar a las personas sobre la base de sus genes, por ejemplo, menospreciándolos por tener un puntaje PGS cognitivo bajo. Sin embargo, estas mismas personas encontraron aceptable utilizar la información genética para predecir y tomar decisiones sobre los individuos en una variedad amplia de dominios. Este nivel de tolerancia les abre las puertas a numerosos dilemas éticos”.

“En virtud de la Ley de no Discriminación de la Información Genética de 2008, tienen prohibido las aseguras de salud y los empleadores, utilizar la información genética para sus decisiones. Mas no impide esta ley que las escuelas, las compañías de seguro de automóviles o de vida, las clínicas de fertilidad o los bancos de esperma, usen la información genética en sus cálculos”.

“La detección de embriones creados a través de la Fertilización in Vitro plantea sus propias preguntas, ya que esta práctica podría reducir las enfermedades para las generaciones futuras. Milita en su contra que tal práctica puede empujarnos aún más hacia una sociedad de castas con un alto nivel de desigualdad socioeconómica. Se debería esto a que los padres ricos emplearían mejor la tecnología de predicción genética que las familias pobres, a menos que optemos porque el gobierno financie la selección de embriones para todos”.

“Por supuesto, la fertilización in vitro no es el único contexto en el cual podrían usarse las puntuaciones PGS en embriones. La detección prenatal de enfermedades cromosómicas como el síndrome de Down o enfermedades de un solo gen importante como la enfermedad de Huntington o la enfermedad de Tay-Sachs ya han reducido a la fecha el número de niños que nace con grandes desafíos para su desarrollo o con la esperanza de una vida corta. La detección de una propensión, por ejemplo, hacia la esquizofrenia o hacia una enfermedad cardíaca, bien podrían conducir a abortos selectivos adicionales”.

“Los encargados de la formulación de políticas y los expertos tendrán que participar en el debate público. El proceso deberá incluir no solo al Congreso, sino también a la Academia Nacional de Ciencias, en cuyo informe sobre la tecnología CRISPR para la edición genética, le recomendó al mundo prohibir la edición de genes de la línea germinal humana, esto es, prohibir las alteraciones genéticas que se transmitan a las próximas generaciones”.

Para quien esto escribe, la edición genética es como unas tijeras que permiten cortar, añadir y cambiar segmentos de ADN para modificar las características de un organismo. La revolucionaria CRISPR, es la tecnología que permite la edición genética. La molécula de ADN consta de dos cadenas similares a una escalera de caracol.

Y concluye el señor Conley: “La predicción genética ya está aquí. Los riesgos de los embriones están siendo medidos y prometen buenos resultados mientras leemos esto. Entre tanto, decenas de millones de estadounidenses tienen hoy acceso a su información genéticas y pueden calcular sus puntuaciones poligénicas sin ayuda profesional. Las preguntas que surgen son: ¿Qué harán con esa información y a dónde nos conducirá? ¿Acaso no es demasiado tarde para volver a introducir la tecnología en la botella? Motivos por los cuales debemos averiguar cómo maximizar el bien y minimizar el daño que proviene de la predicción basada en el ADN”.

Si quiere más información:

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