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Columnistas | PUBLICADO EL 20 marzo 2019

Lo que dice Uribe

Por ana cristina restrepo j.redaccion@elcolombiano.com.co

¿Quiénes participaron en el diseño del Estatuto de Seguridad? ¿Quiénes son los responsables de la crisis recordada como “el apagón”? ¿Quiénes estuvieron detrás del despeje de 42 000 kilómetros cuadrados en Meta y Caquetá?

Sería necesario sentarse a estudiar los hechos históricos para entender que cada una de esas decisiones no obedeció a la voluntad de un solo individuo; no obstante, en el día a día, dichos eventos se citan con un autor único: el “Estatuto de Seguridad de Turbay”, el “apagón Gaviria”, el “despeje de Pastrana”. La cabeza de las decisiones de carácter macro no solo asume las consecuencias inmediatas de las mismas sino los cobros a largo plazo, los de la Historia.

Difiero del excomisionado de Paz Sergio Jaramillo, quien dijo en Caracol TV que, con las objeciones (con intentos de reformas constitucionales) a la Jurisdicción Especial para la Paz, el presidente Iván Duque “se quitó la máscara”. Quienes lo eligieron, lo hicieron a sabiendas de que a la Casa de Nariño ingresaría un presidente subordinado. Sucedió lo lógico: ¡el que dijo Uribe hizo lo que dice Uribe!

Desde el simplismo argumentativo, a quienes defendemos la JEP nos señalan como “activistas de la guerrilla” o “defensores de violadores de niños”. “Castrochavistas”, ahora “catastrofistas”. Es necesario superar las frases de cajón para debatir en torno a penas alternativas (el proceso de Justicia y Paz, de Álvaro Uribe, ya lo había hecho) y exaltar mecanismos de diálogo para evitar que los crímenes se repitan.

Lo que sí extraña en esta coyuntura es que Duque, quien trabajó en el Banco Interamericano de Desarrollo, ignore la mirada internacional.

Las embajadas de Alemania, Suecia, Bélgica, Reino Unido, Suiza, Francia, Países Bajos y Noruega –y las Naciones Unidas– se han pronunciado sobre la relevancia del respeto a la JEP. La revista The Economist publicó (14/03/2019): “La interrupción de la JEP podría tener peores consecuencias. Alrededor de 2000 excombatientes de las Farc han mantenido sus armas y continúan vendiendo drogas y matando a personas en algunas partes de Colombia. Ahora, más exguerrilleros pueden tomar las armas”.

(Con la frase “Ellos son nosotros”, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, marcó una línea infranqueable después de la masacre de Christchurch. ¿Acaso Ardern polarizó al hacer el trazado político “Ellos/Nosotros”? No. Su discurso está basado en la protección de derechos y no en la exaltación de privilegios, no esgrime ningún tipo de superioridad moral –¿Existen víctimas “superiores” a otras?–, reconoce la Historia reciente de su país y el tipo de crimen cometido, se sabe observada por sus compatriotas y la comunidad internacional. Esas palabras la llevarán a la Historia).

En lo que sí estoy de acuerdo con Sergio Jaramillo es en que el presidente parece no entender que retroceder en los acuerdos –imperfectos sí, como toda negociación– llevará su firma.

Duque ha elegido su lugar en la Historia: actuó como subordinado de Uribe y, de cara a las próximas elecciones, retornó al país a la polarización tan efectiva en las urnas para el Centro Democrático. Su rúbrica: reactivar una guerra de más de medio siglo.

Ana Cristina Restrepo Jiménez

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