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Unos padres que se cuestionan si pudieron haber hecho algo más, que intentan lidiar con el sentimiento de culpa y que están llenos de recuerdos amorosos del que hasta ayer era su niño.
Por Lina María Múnera Gutiérrez - muneralina66@gmail.com
En una curiosa coincidencia de hechos, el mismo día que se estrenaba en Netflix la impactante serie Adolescentes, la plataforma de Spotify retiraba de su aplicación uno de los podcast más perturbadores de Andrew Tate, un personaje misógino dedicado a intoxicar las redes con su estilo de vida ultramasculino que denigra a las mujeres. De nuevo la ficción y la realidad se unen y nos dan una sacudida que aunque nos deje secos, es necesaria para intentar comprender el mundo que habitamos.
Adolescentes nos adentra en una de las peores pesadillas que pueda tener una familia cualquiera. La idea de que un hijo al que se ha criado en un entorno normal, con afecto y sin carencias, pueda llegar a la adolescencia y convertirse en un monstruo. Despertarse una mañana y descubrir que el niño de 13 años al que hasta ayer se le daba un beso de buenas noches hoy está acusado de asesinar a una compañera del colegio.
En solo cuatro capítulos, la serie aborda la cruda realidad de lo que está ocurriendo en muchos lugares del mundo y que tiene a los padres descolocados. Cómo es posible que ese niño que llega del colegio y se encierra en su cuarto durante horas, que creemos protegido porque está aquí en la casa, se vea envuelto en un crimen. ¿Qué está pasando con los jóvenes actuales, a qué presiones se están viendo sometidos por sus compañeros, por internet y por las redes sociales?
Están creciendo en un entorno de dinámicas nocivas que los bombardean con masculinidades tóxicas en las redes sociales, que aceleran su sexualidad y que distorsionan una y otra vez la forma como nos relacionamos hombres y mujeres. La confusión es generalizada y se extiende a padres y profesores. La serie visita el colegio donde lo que se percibe es el cansancio de un sistema educativo que no sabe cómo enfrentar los nuevos retos. Y muestra a una familia que vive las consecuencias demoledoras de ese acto brutal cometido por uno de los suyos. Unos padres que se cuestionan si pudieron haber hecho algo más, que intentan lidiar con el sentimiento de culpa y que están llenos de recuerdos amorosos del que hasta ayer era su niño.
Mientras esto ocurre en la ficción, las estadísticas muestran cómo los crímenes con cuchillo han aumentado de manera desproporcionada en los últimos 25 años. Personajes como Andrew Tate, que acumula once millones de seguidores en X, extienden su ideología tóxica por todas partes. Acusado de violación, tráfico de personas, lavado de dinero y otras cuantas atrocidades, estuvo detenido en Rumania dos años y a finales de febrero pudo regresar a Estados Unidos gracias a sus contactos con personajes del gobierno Trump que intercedieron por él. En el podcast que le retiraron enseñaba a los hombres cómo manipular, controlar y sacar beneficio de la explotación de mujeres. En otras palabras, cómo ser un proxeneta. Y este apenas es uno de los múltiples contenidos que tiene circulando libremente en internet para que cualquier mente joven, en proceso de formación, absorba.
Siempre es que vale la pena saber que están haciendo los hijos mientras pasan horas en la habitación...