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El cambio climático es un tema que causa resistencia en muchas personas que prefieren negar la realidad y hacer oídos sordos a las predicciones de los científicos... Grecia es un ejemplo de lo que está ocurriendo en muchos lugares del mundo.
Por Lina María Múnera Gutiérrez - muneralina66@gmail.com
Esta es una historia para escépticos que no habla del futuro, de lo que se vaticina, sino del presente, de la realidad aplastante que no hay forma de negar. Y está ocurriendo en un paraíso soñado, en la fértil tierra de los dioses del Olimpo cuyas costas e islas están bañadas por aguas de un azul tan intenso que lastima. Grecia, cuna de la civilización occidental, se adelanta y nos muestra en tiempo real las consecuencias del cambio climático.
El hecho más reciente y llamativo lo vive Volos, una hermosa ciudad costera y el tercer puerto más importante de Grecia. Cien toneladas de peces de agua dulce muertos llenaron su bahía y los ríos cercanos, después de que las inundaciones del año pasado los desplazaran de sus hábitats naturales. Venían del lago Karla, en el centro del país, donde la sequía que padecen hizo que el nivel del agua bajara demasiado rápido, los animales llegaran al mar y al contacto con el agua salada murieran. La pestilencia de esta catástrofe ecológica es tal que locales y turistas han emprendido la huida.
Y es que este verano que aún no termina ha sido especialmente extremo. Olas de calor, sequías e incendios han sido noticia a lo largo de estos meses en los que las hordas de turistas llegan a su punto máximo, lo que supone una carga extra para las infraestructuras hídricas. Las islas se han ido quedando sin agua y muchas sobreviven a punta de plantas desalinizadoras. En varias zonas no ha llovido en dos años y la costa del lago Doirani ha retrocedido 300 metros.
En Naxos, una de las islas griegas más exuberantes por los frutos que tradicionalmente han dado sus tierras fértiles, las reservas de agua están casi agotadas, los embalses prácticamente vacíos y muchos pozos se han secado. Los lugareños dedicados al trabajo agrícola se han tenido que pasar al sector turístico pues el suelo se ha vuelto estéril.
La situación en la zona norte de Grecia es peor debido a la combinación de sequías e inundaciones. Picrolimni, famoso destino por sus baños de barro, está desapareciendo, el lago Doiran se seca y los humedales de muchos sitios se han perdido. Mientras tanto, joyas patrimonio de la humanidad como la isla de Delos, cerca de Mykonos, ya están sufriendo daños estructurales debido al aumento de las inundaciones, porque el nivel del mar está subiendo a medida que el calentamiento global provoca el deshielo de más capas de hielo y glaciares. Un tercio de los lugares históricos del Egeo están amenazados.
El cambio climático es un tema que causa resistencia en muchas personas que prefieren negar la realidad y hacer oídos sordos a las predicciones de los científicos. Tal vez esta mirada al presente pueda hacer recapacitar a algunos, porque Grecia es solo un ejemplo de lo que está ocurriendo en muchos lugares alrededor del mundo. No estamos hablando del incierto mañana, es el presente el que nos sacude.