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Un breve adiós

Ha sido abrumador robarle tiempo a la vida para poder escribir una novela que habla de barrio, fútbol y salsa, tres temas que me apasionan, que llevo en la sangre porque hacen parte de mi identidad.

hace 9 horas
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  • Un breve adiós

Por Dany Alejandro Hoyos Sucerquia - @AlegandroHoyos

A los inseguros nos cuesta mucho renunciar a algo, nos quedamos pensando y dando vueltas, analizando si conviene o no, convirtiendo la situación en un ovillo de ansiedad. Quisiera ser uno de esos intrépidos que se tiran al agua y que se caiga lo que esté flojo, pero no, soy cobarde y cuando tomo la decisión el asunto ya está chilinguiando a punto de caerse, y obvio se cae.

En ese orden de ideas, y usando una frase que revela la edad, Estoy en una etapa de mi vida en la que... Digo revela porque usted nunca va a escuchar a un quinceañero diciendo eso, ellos no saben de etapas de la vida, eso es de nosotros los cuarentones reflexivos, que sentimos al cuerpo migrar dolores, (un día duele una cosa y al otro día otra) y sentimos el paso del tiempo con prisa y sin pausa, por eso nos agarra el afán de hacer proyectos con rapidez y nos llenamos de tareas que no podemos llevar a cabo.

Entonces, he tomado una decisión que, aclaro, no tiene que ver con el deseo del periódico, ni es fruto de la depresión por el nuevo subcampeonato del DIM. Lo que pasa es que este 2025 creí que podía escribir más y al parecer los hombres grises me están robando el tiempo. Un libro que se supone era para publicar el año pasado, apenas va por la mitad. Ha sido abrumador robarle tiempo a la vida para poder escribir una novela que habla de barrio, fútbol y salsa, tres temas que me apasionan, que llevo en la sangre porque hacen parte de mi identidad, de una época que recuerdo con nostalgia y cada que termino un capítulo me agarra la melancolía. Por eso, necesito tiempo, no solo para escribir, sino para procesar.

A causa de la evaluación, surgió una paradoja: para poder terminar el libro tengo que dejar de escribir otras cosas, o sea esta columna. Sí, lamento decirles que hasta aquí nos trajo el río; siento contarles que, no es más que un hasta luego, no es más que un breve adiós.

Esta es mi última columna en El Colombiano. Agradezco al equipo del periódico; a los editores y a Luz María, su directora, por soportarme y dejarme fluir. Fueron muy respetuosos siempre con los contenidos y aguantaron varios incumplimientos.

Nos leemos en @venga.hablemos mi cuenta de Instagram, en la librería, en los shows de Suso o en algún nuevo proyecto. Fueron casi cuatro años en este experimento que me llenó de confianza para escribir. Los comentarios de ustedes fueron positivos, no todos, saben que caerle bien a todo el mundo, además de imposible, es sospechoso, sin embargo, la mayoría aceptaron con buen ánimo los temas superfluos, como la política, y los serios, como mi aversión a madrugar.

Gracias por su generosidad. Espero me sigan leyendo. Seguiré publicando escritos de manera esporádica pues, como lo saben, no soy ni escritor, ni profesional. Como diría Böll, “Solo soy un payaso”.

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