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Columnistas | PUBLICADO EL 15 noviembre 2021

La revocatoria es para este período y para después

Por juan david escobar valenciaredaccion@elcolombiano.com.co

A pesar de todos los obstáculos imaginables, los permitidos por la Ley y los que tal vez no, los promotores de la revocatoria del actual alcalde de Medellín lograron reunir más de 300.000 firmas para solicitar su proceso revocatorio. Esta cifra es mayor que los votos que obtuvo quien posa de burgomaestre de la ciudad, que por mucho que finja y subestime ese hecho, así como su patrocinador César Gaviria y otros siniestros personajes, debe impedir que duerman tranquilos.

El proceso revocatorio continúa, pero si en esta primera etapa los ataques fueron despiadados y los recursos usados harían vomitar al más corrompido de los politiqueros, no se extrañen de cómo serán los que vienen de ahora en adelante, cuando el futuro revocado y sus patrocinadores sientan lo que en mi época se llamaba “cutupeto”, quienes sintiendo en peligro su permanencia no se autoimpondrán limitaciones éticas, en caso de tenerlas, para evitar su desaparición. Si el récord mundial de artimañas pareció haberse alcanzado, con seguridad lo que sigue va a hacerlo ver como algo de aficionados.

Como hay que contar con esto, debe asumirse que el proceso revocatorio será obstaculizado y alargado todo lo que sea posible para que no se vea afectado el resto del actual período del nefasto alcalde. Pero no importa. Así se logre revocarlo unos meses antes, lo importante es hacerlo, porque, como advertí antes de la posesión del pinturesco alcalde, lo grave no son solo los daños que puedan darse en este período, sino lo que puede venir en los siguientes.

En diciembre de 2019, antes de su posesión, señalé lo siguiente: “El pasado camaleónico y las incoherentes propuestas del alcalde electo, que ya se cree posesionado y que esperamos no sea el primero de una seguidilla de nefastos gobiernos como los que seguirá teniendo Bogotá, evidencian su compulsivo afán de protagonismo”. Y lo hice porque en política debe considerarse no solo el presente, sino proyectar el futuro en el que las consecuencias pueden ser mayores y tener trayectorias catastróficas.

Aunque el daño que representa esta administración es indudable, y ojalá no sea irreparable, la amenaza mayor radica en intereses de los políticos que no esperan servir, sino servirse, en su paso por lo público, como esta administración, que debe estar preparando sus sucesores para continuar “ordeñando y destruyendo” la ciudad, como sucedió en Bogotá. En septiembre de 2019 dije: “Que sistemática y consecutivamente los bogotanos hayan escogido como alcaldes a tres candidatos del Polo y, luego de semejante catástrofe que podría ser un tango, eligieran al candidato del Petrismo como su burgomaestre, lo deja a uno perplejo, pero finalmente convencido que todo es susceptible de empeorar, que el suicidio, hasta colectivo, es posible”.

Hay que continuar el proceso revocatorio con más bríos y decisión porque el que se cansa pierde 

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