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Medellín requiere un plan de choque contra la pobreza. La ciudad cuenta con recursos significativos, y es hora de utilizarlos de manera efectiva y con una clara priorización en la que debemos participar activamente desde la ciudadanía..
Por Daniel Duque Velásquez - @danielduquev
La lucha contra la pobreza debería ser lo más importante en la agenda del nuevo gobierno. La realidad es que, a pesar de tener un gran potencial institucional, miles de familias luchan diariamente para satisfacer sus necesidades básicas. Las estadísticas hablan por sí solas, y es urgente que tomemos medidas decisivas para abordar este desafío.
Según la última Encuesta de Percepción Ciudadana de Medellín Cómo Vamos, el 28% de los hogares reportan que al menos un miembro de su familia no tiene tres comidas diarias. Esto es inaceptable en una ciudad próspera como la nuestra que para este año tuvo un poco más de 8 billones de pesos de presupuesto.
El problema de vivienda también es preocupante. Según el informe de calidad de vida de Medellín Cómo Vamos del 2020, cerca de 40 mil hogares tienen déficit cuantitativo de vivienda; teniendo en cuenta la profundización de los problemas de gentrificación, la baja construcción de vivienda de interés social de los últimos dos gobiernos, y el crecimiento del turismo en la ciudad, la cifra es mucho mayor. Todo esto sin contar el déficit cualitativo, es decir, el que viven aquellas familias que habitan viviendas sin condiciones mínimas, como por ejemplo el acceso a servicios públicos domiciliarios, baños con inodoros, etc.
Es imperante un nuevo acuerdo sobre lo fundamental en Medellín, y ese acuerdo tiene que tener a la erradicación de la pobreza como pieza central. No es justo que en Medellín haya gente que se acueste con hambre, o que no tenga un techo digno donde pasar la noche, porque tenemos los recursos y las capacidades para cambiar esa realidad.
Medellín requiere un plan de choque contra la pobreza. La ciudad cuenta con recursos significativos, y es hora de utilizarlos de manera efectiva y con una clara priorización en la que debemos participar activamente desde la ciudadanía.
Explorar mecanismos como las transferencias monetarias para las familias en pobreza extrema, es esencial. Programas como Medellín Solidaria, que brindan seguimiento riguroso a estas familias y las empoderan para superar su situación, deben ser retomados y fortalecidos.
De igual forma, es fundamental la creación de un observatorio de vivienda que integre a la Alcaldía de Medellín, la academia, el gremio de la construcción, las cajas de compensación familiar y el sector solidario, para que de manera conjunta estudien a profundidad el tema y tomen decisiones que permitan aliviarlo. Además de esto, hay que retomar los proyectos urbanos integrales con referentes exitosos como el de la comuna 13 y Moravia, y aprendiendo de los errores. Estas acciones bien encaminadas, mejorarían sustancialmente la calidad de vida de miles de familias, pero además podrían ser una estrategia efectiva para enfrentar otros desafíos como la adaptación al cambio climático, que requiere sin duda vivienda segura para todas las familias.
Medellín merece un futuro mejor, y es responsabilidad nuestra, como ciudadanos, exigir un enfoque decisivo en la lucha contra la pobreza. La tarea es colosal, pero el compromiso es ineludible. Ha llegado el momento de actuar y construir una Medellín más justa y solidaria. Medellín tiene con qué lograrlo.