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La globalización o el mito de un mundo sin fronteras para permitir el movimiento libre de bienes, servicios, personas e información, la justificó el gran economista inglés Adam Smith porque consideró permitía a los países usar sus recursos de manera más eficiente, vendiendo lo que producen mejor, mientras compran lo que otros países producen mejor.
Pero los fracasos de la globalización se evidencian no solo entre países pobres, sino también entre los ricos promotores de la globalización. Ejemplos. El retiro de Gran Bretaña de la Unión Europea, el Brexit, para impedir la invasión de extranjeros. La guerra comercial de Donald Trump contra China, por culpa del gigantesco déficit por US$350.000 millones por año, causado por las elevadas importaciones desde China y las exiguas exportaciones desde los Estados Unidos hacia China. Por el robo de patentes y de propiedad intelectual de los chinos.
Entre los países pobres se evidencia el fracaso de la globalización, reducida por fina ironía para los países pobres a la “libertad para importar, no para comerciar”, se evidencia por las grandes migraciones de africanos y asiáticos hacia Europa y de latinoamericanos hacia los Estados Unidos.
Causas del fracaso. El comercio internacional limita la capacidad de los Estados soberanos para controlar sus economías domésticas, mientras que las organizaciones y las leyes internacionales establecen límites absurdos sobre su capacidad para tomar las decisiones necesarias para sobrevivir. No todo el mundo se acoge a competir respetando las mismas reglas, razón por la cual la globalización se ha prostituido por medio de las prácticas ilegales que esbozaremos a continuación, las cuales obligan a países como Colombia a importar demasiado, al tiempo que nos impiden exportar a un mercado prostituido y afectado, además, por el virus chino.
Manipulación de las monedas. Devaluaciones tan exageradas que “el precio de venta de una camiseta interior asiática era superior al costo en Colombia de los hilos para producirla”. “El 80% del maíz requerido para producir un huevo en Colombia se importa, porque nuestros precios de venta no compiten con los del maíz importado. Priorizamos darle empleo a un extranjero que a un colombiano. ´Dumping´, esto es, nos exportan a precios inferiores a los domésticos de producción, hasta arruinar las empresas competidoras con el fin de apoderarse de nuestros mercados y elevarnos, finalmente, los precios de venta. Contrabando puro, sobornando las aduanas para autorizar el tránsito de una fila de 60 kilómetros de tractomulas con el arroz para nuestro consumo de un año. Y contrabando técnico, o sea, declarando el bien en posiciones arancelarias más favorables. Lavado de dólares, compran un bien por US$100 y lo declaran como si hubiera costado solo US$10.
Subsidios de cinco tipos para las exportaciones agrícolas y ganaderas: 1. Seguros por reducción de los ingresos de los exportadores como por caídas en su producción. 2. Subsidios directos entre el 10% y el 30% para las exportaciones. 3. Seguros frente a los desastres climáticos. 4. Menores impuestos por conservación del suelo y para mejorar las dotaciones de las fincas. 5. Subsidios para realizar investigaciones, estudios y estadísticas para el sector agropecuario.
La solución al fracaso de la globalización: El comercio administrado entre pocos países participantes, con acuerdos definidos sobre los productos objeto del comercio, en cantidades, precios y calidades. A la manera de los acuerdos comerciales entre los Estados Unidos y China