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Columnistas | PUBLICADO EL 16 agosto 2019

La Fría Verdad
sobre el caso
de Jeffrey Epstein

Por RENATO MARIOTTI

La muerte del pedófilo condenado y traficante sexual acusado Jeffrey Epstein no pone fin a la investigación penal de sus asociados o los casos civiles contra su patrimonio. De hecho, en los días posteriores a su suicidio, sus víctimas, sus abogados y funcionarios del gobierno han prometido seguir adelante con el caso.

Pero la fría verdad es que la búsqueda de la justicia en el caso de Epstein se acaba de volver mucho más difícil. Su suicidio hace que el camino para sus víctimas sea más difícil y que la justicia que podrían recibir sea menos completa.

El caso criminal del Sr. Epstein terminará pronto. Los fiscales no pueden continuar con un caso contra una persona muerta. Pero el Fiscal General Bill Barr advirtió que los “co-conspiradores no deberían descansar” y el lunes agentes de la FBI supuestamente ejecutaron una orden de allanamiento en la isla privada del Sr. Epstein en el Caribe.

Los fiscales pueden presentar cargos contra los conspiradores, pero esos casos no serán fáciles. Para presentar un caso contra la asociada de Epstein, Ghislaine Maxwell, sospechada de reclutar jóvenes para él, los fiscales tendrían que demostrar más allá de toda duda razonable que ella sabía que las niñas que reclutó eran menores de edad y serían abusadas por el Sr. Epstein. Su equipo legal probablemente argumentará que ella no lo habría ayudado si supiera que abusaría de las menores de edad. Al fin y al cabo, no es un delito trabajar para un criminal a menos que usted esté involucrado en el delito. Los miembros del jurado podrían creer que los fiscales la están preparando para ser el chivo expiatorio, dado que Epstein eludió sus garras.

Además, cuando el Sr. Epstein murió, los fiscales perdieron ciertas herramientas a su disposición que les habría ayudado a presentar cargos contra cómplices. Si estuviera vivo, él podría voltearse y cooperar contra ellos en caso de que él fuera condenado y sentenciado fuertemente. Tratos dados a colaboradores para voltearse en contra del Sr. Epstein también habrían podido producir evidencia contra otros. También el trabajo requerido para llevar al Sr. Epstein a la corte, como la extensa preparación de los testigos, podría haber descubierto pistas adicionales. Todo eso se ha perdido.

Eso no significa que los cargos están por fuera. Pero los fiscales procederán con cautela. Si estaban confiados de que tenían suficientes pruebas para presentar cargos contra la Sra. Maxwell, probablemente ya lo habrían hecho. En el corto plazo, los fiscales probablemente iniciarán una acción de decomiso civil o administrativo para apoderarse de la mansión de 21.000 pies cuadrados del Sr. Epstein en el Upper East Side, que fue objeto de decomiso penal en su acusación. Si el Sr. Epstein hubiera sido condenado, el gobierno podría haber asegurado la propiedad sin mucho alboroto. Ahora ese proceso implicará una larga lucha legal contra su patrimonio. También puede esperar que las demandas civiles presentadas por las víctimas contra el Sr. Epstein avancen contra su patrimonio. Su muerte significa que las demandas no se suspenderán durante muchos meses, como lo hubieran hecho si su caso penal hubiera seguido hasta llegar a una conclusión. Esto ayuda a las víctimas. Pero también significa que las víctimas ya no pueden tratar de obligarlo a declarar. Eso podría haber proporcionado admisiones valiosas o podría haber resultado en que el Sr. Epstein citara su derecho a la autoinculpación de la Quinta Enmienda. Si hubiera citado ese derecho en un caso civil, podría haber sido usado en su contra.

Si el Sr. Epstein aún estuviera vivo, las víctimas podrían presionarlo. Las demandas contra él posiblemente podrían exponer más comportamiento criminal. Si sus asociados también fueron nombrados en demandas, o su comportamiento expuesto, podrían tener incentivo para cooperar en contra suya. Esa ventaja ya no existe.

Tal vez el golpe más fuerte a las víctimas fue la pérdida de un juicio público contra el Sr. Epstein que habría proporcionado nueva evidencia. A no ser que los fiscales federales acusen a alguien como la Sra. Maxwell como cómplice, los documentos obtenidos de las citaciones del gran jurado no serán revelados.

Lamentablemente, las víctimas nunca verán que el Sr. Epstein comparezca ante la justicia y, a menos que uno de sus cómplices sea acusado, nunca verán un juicio público que establezca el abuso que sufrieron. En su lugar, enfrentan el desafío de un litigio civil prolongado, que puede generar compensación monetaria pero no puede brindarles justicia o hacerlos verdaderamente completos.

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